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Padre Mario Arroyo Martínez

Preparar el nacimiento

En todo hogar cristiano que se precie suele haber un nacimiento. Hay todo un ritual para ponerlo: buscar las figuras guardadas en las cajas desde el año anterior, conseguir heno o musgo recientes, humedecer el que todavía se conserve, reparar quizá alguna pieza rota, comprar otra nueva de más calidad, aumentar el número de pastores y angelitos, etc. Algunos, que gozan de tradición familiar por varias generaciones, pueden llenar amplias habitaciones.

Preparar la Navidad

No voy a caer en el lugar común de denunciar la pérdida de contenido cristiano de las fiestas navideñas, ahogadas en la vorágine de un consumismo vacío. Tampoco pretendo señalar que al final de un año de crisis ésta se nota también en las compras navideñas. No es bueno caer en la lógica del lamento y la queja; no es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor, no debemos ser reaccionarios, reactivos: es mejor mostrar la belleza de las propias convicciones, eliminando polémicas estériles o lamentos inútiles.

¿Es eso un matrimonio?

La Santa Sede, así como la inmensa mayoría de las organizaciones internacionales en su defensa de la dignidad de la persona, condenan toda forma de discriminación hacia las personas homosexuales. Es decir, invitan a tomar conciencia sobre la dignidad de esas personas rechazando cualquier forma de violencia en contra de ellas.

Evangelio de la vida

Tuve la oportunidad de entregar en adopción a una niña preciosa, al dársela a la madre y ver correr lágrimas por sus mejillas no pude ocultar una profunda emoción: había valido la pena pelear la batalla de la vida. Llegar a ese momento culminante no fue tarea fácil; en realidad no era sino el inicio de el nuevo camino de una familia, que acoge con gratitud a una nueva integrante que la biología le negó, pero que la Providencia, sirviéndose de la cooperación de muchas personas comprometidas con el evangelio de la vida, le proporcionó.

Humanizar la técnica I

Es frecuente en la literatura fantástica encontrar obras futuristas en las que se presagia un oscuro mañana en el cual el hombre pasa a estar dominado por las máquinas, obra de sus manos: “Matrix”, “1984”, “Un mundo feliz” son algunos de los títulos más conocidos con esta trama. Son ficciones interesantes para hacer una película y cuestionarnos sobre los límites de la técnica.

Católicos y anglicanos

Es realmente gozosa la noticia recibida esta semana desde Roma y Londres simultáneamente, que augura una unión más cercana entre católicos y anglicanos. Para comprender la dimensión del paso que se ha dado es necesario hacer un poco de historia. El rey Enrique VIII de Inglaterra en 1534 consumó la división entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Inglaterra como respuesta a la negativa del Papa Clemente VII de anular su matrimonio legítimo con Catalina de Aragón, para unirse en nuevas nupcias con Ana Bolena (a la que por cierto, después decapitó).

Autoridad política mundial

Al final del capítulo quinto de su carta encíclica “Caritas in veritate” el Papa propone una iniciativa particularmente ambiciosa, orientada a conseguir con mayor eficacia condiciones de vida justas y pacíficas entre los diversos pueblos del orbe. En sus propias palabras habla de la “urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional. Urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial.

Un trabajo decente

En su encíclica “Caritas in veritate” (Caridad en la verdad) Benedicto XVI ofrece múltiples temas de reflexión y examen. No se queda en generalidades, desciende a cuestiones que muchos de los que intervenimos en la sociedad tenemos al alcance de la mano. Una de ellas, por lo demás cotidiana e inmediata, es la cuestión del trabajo, con la que de alguna manera todos estamos relacionados. “¿Qué significa la palabra «decencia» aplicada al trabajo?

Laicismo, Fundamentalismo y Cristianismo

El pensamiento contemporáneo con frecuencia recela de la religión; la considera un peligro latente, porque ve en ella propensión al fanatismo, a la intolerancia, cuando no a la violencia. El laicismo ha nacido como una manera de protegerse de los efectos perniciosos de la religión. Ahora bien, la religión así entendida es solo un fantasma, nada tiene que ver con la religión como dimensión humana natural y básica; son de temer las patologías de la religiosidad, como el fundamentalismo. No es sano ni justo definir una especie por el caso atípico, irregular o enfermo.