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Legionarios de Cristo

Llevar la cruz con alegría


La cruz
tiene que estar presente y tiene que doblegarnos bajo su peso. No
penséis nunca en una vida fácil, lejos del sufrimiento, del sacrificio.
La vida terrena es para luchar, es para caer en el polvo mil veces y
levantarse otras mil veces; es una vida para ser humillados por amor a
Cristo. No soñéis con vidas sin cruces, más bien pensad en cruces con
Cristo. Porque la cruz es un instrumento connatural a la vida del
hombre; y en especial, para aquellos que por vocación hemos aceptado

Seguir a Cristo es dificil

Y sin
embargo, sabemos que seguir a Cristo es difícil. Él quiere para sí
todo; es celoso de nuestra entrega; quiere fraguar en la prueba la
calidad de nuestro amor hacia Él. El Evangelio es un testimonio claro
de la exigencia cristiana: hay que dejar todo, hay que dejarse a sí
mismo, hay que tomar la cruz diaria, hay que renunciar a todo aquello
que nos aparte del ideal.

Nuestra existencia resucita con Cristo


La cruz que
meditamos ahora en Semana Santa es también el misterio de nuestra
confianza y de nuestra grandeza, porque Cristo ha querido acercar a
ella nuestra pequeñez, nuestra debilidad, nuestra pobreza, nuestro
dolor y nuestras lágrimas. Y así, al morir y sepultarnos con Él por
nuestra fe y nuestro amor, al entregarle aquello que somos sin
condiciones, es cuando nuestra existencia pobre y débil se transfigura
y resucita con Él.

A muchos cristianos no les duele la fe

La
realidad es que a tantísimos cristianos no les "duele" su fe en Cristo;
no les duele porque la han "domesticado" para que se acomode a las
exigencias de sus pasiones y a las instancias del mundo, y por eso
pueden hasta traicionar su fe cada día de diferentes maneras y con la
conciencia "tranquila"; tranquila, porque la han domesticado. Pero, si,
por lo menos, esto diera por resultado la felicidad del alma, del
hogar, del ambiente... Pero no. Ante la impotencia para dominar la
circunstancia diaria, que poco a poco va matando el caudal inicial de

Sólo hay un camino

No
se engañe: si quiere de veras ser santo, ser feliz, no hay más que un
camino, que ya nos lo trazó con toda claridad Jesucristo: "niéguese a
sí mismo" (Mt. 16,24). Y qué bien nos lo enseñó con su vida. Por eso
pudo decir sin rodeos: "aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón" (Mt 11,29). Éste es, mi querido hijo, el verdadero camino y no
hay otro. Ni se ha inventado, ni se puede inventar. Por eso, entréguese
sin reservas a la humildad y a la abnegación de sí mismo. Yo le

Heroísmo en la vivencia del cristianismo

Si
tenéis que lamentar deficiencias en vuestra vida, que éstas se deban a
la debilidad de vuestra naturaleza y no a que habéis hecho las paces
con vuestros enemigos. Huid del aburguesamiento espiritual que excluye
todo sacrificio, todo heroísmo de la práctica de la virtud y de la vida
cristiana, y que es la negación misma del amor. Hoy, más que nunca, en
la Iglesia de Cristo pululan los falsos profetas que, cegados por el
espejismo de allanar y facilitar el cristianismo, predican una vida

Abrazar la cruz con amor

Recuerda
que Cristo no logró nuestra redención sino con su muerte en la cruz.
Quienes queremos cooperar con Él, muy de cerca tenemos que pisar sus
huellas y abrazarnos a la cruz con amor, serenidad y constancia.
Cualquier otro camino será fruto de inútiles y vanos sentimentalismos.
Las victorias para el Reino se ganan con heroísmo entre los gemidos y
las protestas de nuestro orgullo, nuestra sensualidad y nuestras
ambiciones humanas. Es estupenda la paradoja de los que de verdad se

La fidelidad se acrisola en la prueba

Ser
fiel en el momento de la prosperidad, no cuesta ni es difícil; ser fiel
cuando los hombres nos aprecian, es fácil; ser fiel cuando no hay
tentaciones, ser fiel cuando se está en consolación, cuando todo nos
resulta como nosotros lo queremos, cosa bien sencilla es; pero hemos de
tener muy presente nuestra promesa de fidelidad en las horas amargas de
la vida; cuando nos persigan, cuando nos calumnien, cuando el Señor nos
deje en grandes sequedades y aumente su amargura por tentaciones contra

El principio y fundamento de la vida espiritual

Medite
usted frecuentemente en lo que constituye el "principio y fundamento"
de la vida espiritual, es decir, en quién es Dios, en quién es usted,
cuáles deben ser sus relaciones mutuas, en su condición de creatura, en
su dependencia absoluta y total de Él, y por ese camino llegue usted a
una convicción íntima y profunda de que Dios es el Señor, y por ello,
tiene derecho a un absoluto dominio sobre usted y sobre su vida. Sólo
así vivirá usted con sencillez y docilidad la voluntad de Dios, fuera