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Tienes que aliarte

Cuando haces tu opción por la santidad tienes que convencerte que es algo arduo, no fácil, algo difícil y costoso. Porque hay muchas almas que consideran que con unos ejercicios espirituales, con un retiro, con una buena dirección espiritual, una visita eucarística pueden ya lograr la santidad. ¡No! La santidad es algo difícil y costoso. ¿Por qué? Porque tenemos que luchar siempre por controlar nuestros instintos y nuestras pasiones que nos llevan en muchos casos por un camino lejano al camino de la santidad.

Trabajar y cooperar con Él sin limites

Por colaborar entiendo no sólo la permisión pasiva a la acción del Espíritu Santo para que realice en usted su acción santificadora; sino su consciente y constante esfuerzo, trabajando y cooperando con Él sin límite ni reserva alguna, con humildad, coherencia y sinceridad para que se vean en su vida los frutos de esta fidelidad honesta, delicada, sincera y sin límites a su acción salvadora y santificadora. Esa correspondencia a su acción, a sus dones y luces la debe ejercitar por medio del ejercicio de las virtudes que preparan y acompañan la recepción de su dones.

Nos enseña a caminar hacia la eternidad

El Espíritu Santo también nos sitúa en una perspectiva capaz de contemplar todo el devenir del mundo, con la relatividad que encierra el tiempo frente a la eternidad y con la serenidad de quien se sabe un pobre peregrino en el tiempo hacia la posesión eterna de Dios. Los himnos de la Iglesia sobre el Espíritu Santo son muy elocuentes y aleccionadores; nos dan un torrente de luz sobre lo que Él es de verdad para el alma que le busca y le ama. Estúdielos, medítelos, vívalos con la mayor intensidad.

Deja al Espiritu Santo el campo que le corresponde

He comprendido desde el inicio que mi lucha, por más recia y bien intencionada que fuese, poco iba a obtener estando solo; por eso he procurado y vigilado el dejar al Espíritu Santo el campo que le corresponde, para que por mi medio y como instrumento secundario y dócil, encienda en sus corazones el fuego que ha encendido en el mío, para que su luz y su calor iluminen y calienten a los pobres de luz y de calor; pero ante todo para que les haga conocer la fuente inefable de ese fuego.

Él da seguridad y fecundidad al alma

Esa amistad con el Espíritu Santo, esa atención silenciosa y constante, para escuchar lo que Él quiere de mí, le ha dado a mi alma la seguridad de la fecundidad ante tantas obras y palabras destinadas aparentemente a muchos fracasos inmediatos. Sé que Dios se ha apoderado de ellas para penetrar donde no había penetrado, para vibrar donde no había vibrado, en las soledades más espesas, en las tinieblas más negras y en los más crueles desamparos.

Colaborar con Él sin regateos

Jamás olvide la importancia que tiene para usted el vivir atento a las inspiraciones del Espíritu Santo y de colaborar con Él sin regateos y plenamente. Ese hombre integral que usted está formando en todos los ángulos de sus potencias y de su personalidad es imprescindible, para que en él el Espíritu Santo forje otro Cristo. Primero el hombre, después el santo.

Somos templos suyos

En su lucha por adquirir el hábito de la vida interior, tengan muy presente la docilidad y apertura a las inspiraciones del Espíritu Santo, "porque somos templos suyos" (cf. 1 Co 3,16), "porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (cf. Rm 5,5), "porque el Espíritu Santo os guiará por el camino de la verdad integral" (cf. Jn 16,13) y "porque nadie podrá decir 'Señor Jesús', sino en el Espíritu Santo" (cf. 1 Co 1,13).

Deja actuar al Espiritu Santo en tu vida

Creo, en efecto, que usted se complica la vida innecesariamente; el seguimiento de Cristo es lo más sencillo que usted se puede imaginar: está en el Evangelio - como nos lo interpreta la Iglesia -, al alcance de los niños y de la gente sin instrucción. Seguirle a Él por el camino de la abnegación personal, vivir el amor a nuestros semejantes, amar a Dios por encima de todas las cosas: eso es todo. Si usted va meditando con el Evangelio en la mano, dejando que el Espíritu Santo le ilumine, verá lo fácil que es.