Creo, en efecto, que usted se complica la vida innecesariamente; el seguimiento de Cristo es lo más sencillo que usted se puede imaginar: está en el Evangelio - como nos lo interpreta la Iglesia -, al alcance de los niños y de la gente sin instrucción. Seguirle a Él por el camino de la abnegación personal, vivir el amor a nuestros semejantes, amar a Dios por encima de todas las cosas: eso es todo. Si usted va meditando con el Evangelio en la mano, dejando que el Espíritu Santo le ilumine, verá lo fácil que es. Deje actuar al Espíritu Santo en su vida, no quiera dejar pistas; Él actúa cuando encuentra fe, apertura, docilidad, sencillez interior, pobreza de espíritu, a través de las gracias actuales.