Padre Alejandro Cortés González-Báez
Susana Valdés me hizo el favor de proporcionarme el libro “Medios de comunicación. Información, espectáculo manipulación”, donde se recogen trabajos, de varios periodistas, en una crítica ética sobre ese industrioso gigante articulado por los medios informativos. De entre sus páginas, me llamó especialmente la atención la colaboración de Vicente Romero, titulada “Sufrimiento y espectáculo”.
En cuanto a la forma de adquirir o sufrir un padecimiento de salud podemos hacer una distinción muy simple: la de quienes son responsables de su situación por descuidos, actos voluntarios y hábitos, y la de los enfermos inocentes, ya que sus penas no son producto de actos libres o culpables.
Alguna vez oí decir que el tango es un trozo de tragedia humana arrojado sobre el pentagrama de la vida. Cuando me refiero a ese popular estilo de música argentina soy consciente de que podríamos decir algo similar de los corridos mexicanos, como quizás también de muchos otros géneros de música en los cinco continentes de nuestro planeta. Nota: desconozco otros mundos, por ello, no me atrevo a afirmar si tienen o no continentes, como tampoco, qué tipo de música hubiera en ellos. (Se cierra la nota)
Me declaro saturado. Después de meses de información, propaganda, mercadotecnia y transmisiones, ya no quiero más futbol. ¿Verdad que si le oyéramos a alguien afirmar esto lo inscribiríamos en nuestro libro de las pastas negras; lo declararíamos apóstata y le negaríamos el respeto exigido a todo ser humano? Nada más eso nos faltaba: ¡renegar del sagrado deporte de las masas! Eso sí que no tiene perdón de Dios.
En su interesante libro “La democracia de los sentidos” Javier Contreras titula un sugestivo capítulo como: “Cada rumor tiene su público”. Pienso que podemos afirmar que, también, cada escándalo tiene su público, sobre todo cuando interviene el factor morbo.
Los medios de comunicación son una realidad con un poder social cada día mayor, la cual vive y se fortalece a base del manejo de la información, tanto de verdades como de rumores. Esta actividad abarca tanto la selección, como el manejo de la noticia.
Anoto la carta de comida que, estoy seguro, habremos disfrutado en más de una ocasión. Como plato de entrada un: No me toques que te muerdo, con un poco de sonrisa amenazante. De segundo plato: No te metas en mi vida, aderezado con un fuerte: Tampoco me importan, para nada, tus problemas personales. El plato principal un: Aquí las cosas se hacen como yo digo, con bastante de: Si no te gusta te puedes largar. Y por último, el postre: Media vuelta bien marcada, bañada en salsa de silencio. Para acompañar, una botella de: A mí, tú no me haces ni maldita falta, reserva del 96. Todo exquisito.
Cuando estaba terminando mis estudios preuniversitarios en la Escuela Preparatoria número 4, de Tacubaya, precisamente en 1968, estalló el famoso movimiento estudiantil. Recuerdo que un día salimos del auditorio a “tomar camiones” para ir a la “Prepa 5” , pues los dirigentes de la porra así lo decidieron en una asamblea general. Como muchos otros, me dejé llevar por la ley del rebaño e hice lo que solo nunca hubiera hecho: detener un autobús lleno de pacíficos y asustados pasajeros y obligar al chofer a que nos llevara a nuestro destino.
En Italia se acaba de publicar un “libro-entrevista” donde el dueño de la casa editorial más poderosa del país -Editrice Mondadori- declara públicamente su conversión, dando un giro: de ateo radical a católico coherente. El nombre del empresario: Leonardo Mondadori. El título del libro: “Conversione. Una storia personale”, del cual se han vendido 30.000 ejemplares en pocos días. Este testimonio de fe ha supuesto, indudablemente, un fuerte golpe en el ambiente liberal de la cultura italiana.
Si digo sí -con palabras- pero muevo la cabeza de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, la gente con quien esté no va a entender qué quiero decir. Si me la paso enseñando a los pequeños que no deben decir mentiras y me escuchan decirlas, se sentirán defraudados o, por lo menos, confundidos. Si hablo del respeto al medio ambiente, pero tiro basura en la calle, en las carreteras y en los bosques, con razón me expongo a ser calificado como hipócrita.
Dentro de la enorme cantidad de actividades que podemos realizar a lo largo de nuestra vida está la de viajar. No cabe duda que hacerlo ahora puede ser infinitamente más confortable que hace apenas cien años, cuando nuestros abuelos debían someterse a verdaderas torturas, recorriendo kilómetros y kilómetros a lomo de mula o en una robusta diligencia, tragando el polvo del camino y sufriendo las inclemencias del clima. Hoy podemos dormir por aire, mar y tierra en asientos reclinables, con clima artificial y mil comodidades más...