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Padre Alejandro Cortés González-Báez

Delincuentes domésticos

Delincuentes domésticos

Cuando alguien usa la expresión “me movieron el tapete” solemos entender que se sintió inseguro, pues el hecho de pisar sobre un suelo firme proporciona estabilidad, a diferencia de lo que nos sucede cuando nos encontramos sobre alguna plataforma armada de piezas articuladas pero no firmemente estructuradas entre sí. Al perder el equilibrio experimentamos una descarga de adrenalina a la que identificamos con el miedo y la inseguridad.

Derecho a la injusticia

Ya se me fue otro año y ni cuenta me di! ¿No les pasa a ustedes lo mismo? De repente aquí, y ahora, así nomás, sin saber cabalmente en qué fui invirtiendo este tiempo. ¿Saben una cosa? mientras escribo estas notas escucho “otras”, pero de un estilo distinto, en la voz inconfundible del maestro Agustín Lara. Ustedes han de perdonar pero ya me puse romántico.

Desastres pasionales

“Nosotros, que fuimos tan sinceros que desde que nos vimos, amándonos estamos.

Nosotros, que del amor hicimos un sol maravilloso, romance tan divino.

Nosotros, que nos queremos tanto debemos separarnos. No me preguntes más.

No es falta de cariño. Te quiero con el alma.

Te juro que te adoro y en nombre de este amor y por tu bien… te digo adiós”.

Desastres pasionales

 

“Nosotros, que fuimos tan sinceros, que desde que nos vimos, amándonos estamos.

Nosotros, que del amor hicimos un sol maravilloso, romance tan divino.

Nosotros, que nos queremos tanto, debemos separarnos. No me preguntes más.

No es falta de cariño. Te quiero con el alma.

Te juro que te adoro y en nombre de este amor y por tu bien… te digo adiós”.

Descristianización y recristianización

Esta semana asistí a dos actividades relacionadas con mi ministerio sacerdotal. La primera se tituló: “El matrimonio que nunca existió”, pues versó sobre los estudios procesales realizados por los tribunales eclesiásticos para poder determinar -en algunos casos concretos- los posibles vicios jurídicos que habrían hecho inválido un supuesto matrimonio. Está claro que la Iglesia no divorcia, sino solamente puede declarar la inexistencia de los que parecían ser matrimonios.

Detectores de agravios

 

El esposo llega a su casa, y su mujer ni siquiera le dirige la mirada. Él pregunta:

-¿Qué tal mi amor? ¿Cómo te fue?... ¿Acaso estás de mal humor?

-No.

-Oye: ¿Es por algo que dije?-No.

-¿Es algo que no dije?-No.

-¿Es por algo que hice?-No.

-¿Es algo que no hice?

-¡Qué no!

Contigo aprendí

Hace poco tuve el gusto de coincidir con uno de esos señores de los que aprendí mucho cuando era joven. Dado que los años han ido dejando su huella en los dos, resultaron evidentes los cambios en las carrocerías; sin embargo, gracias a Dios, he podido comprobar que hay personas quienes, al igual que los buenos vinos, mejoran con el tiempo. Don Ignacio Campero sigue siendo ese “señorón” al que he admirado por años.

Confesión ¿en el confesionario?

Resulta frecuente durante el tiempo de Cuaresma que se pongan de acuerdo varios sacerdotes para llevar a cabo tandas de confesiones de manera que, reuniéndose varios en una iglesia, se anime a los fieles a confesarse un día determinado aclarando que se administrará este Sacramento a todos los que se acerquen. Lo cual resulta bastante positivo sobre todo para quienes se supone que nunca encuentran tiempo para confesarse.

Con la voluntad a la baja

Qué feo se siente querer y no poder. Me vienen a la memoria unas palabras de Pablo de Tarso cuando declara: “hago el mal que no quiero”, y cuántas veces he de reconocer que a mi me pasa lo mismo todos los días. Triste realidad tener que reconocer que nuestra voluntad está a la baja.