Perdón total
Faltan pocos días para que termine el “Año Paulino” que fuera promulgado por Benedicto XVI hace casi un año, el 28 de junio de 2008, con motivo de las celebraciones del bimilenario del nacimiento del Apóstol de los Gentiles.
Faltan pocos días para que termine el “Año Paulino” que fuera promulgado por Benedicto XVI hace casi un año, el 28 de junio de 2008, con motivo de las celebraciones del bimilenario del nacimiento del Apóstol de los Gentiles.
Particularmente significativa resultó la aparición del Papa Benedicto XVI en el muro de las Lamentaciones en la ciudad santa de Jerusalén, el martes 12 de mayo por la mañana, durante su viaje a Tierra Santa que ha tenido lugar del 8 al 15. Todas las miradas estaban sobre él cuando cruzó la puerta de San Esteban para descender al muro occidental de Jerusalén y colocarse frente al único vestigio del que fuera el gran templo, luego lo tocó y después introdujo un papel, con una oración escrita, en una de las hendiduras. Lo que ese documento dice es lo siguiente:
El primero domingo de mayo, durante el rezo del Regina Coeli desde la ventana de su despacho particular, Benedicto XVI pidió rezar por su viaje a Tierra Santa del 8 al 15 de mayo. “Con mi visita quiero confirmar y alentar -dijo- a los cristianos que viven allí y que deben afrontar diariamente muchas dificultades. Como Sucesor del apóstol Pedro, les haré sentir la cercanía y el apoyo de todo el cuerpo de la Iglesia. De igual modo iré como peregrino de paz en nombre del único Dios que es Padre de todos.
El Papa suele tomar ocasión de la celebración de la Audiencia General de los miércoles o del rezo del Ángelus los domingos para manifestar su cercanía a las poblaciones víctimas de tragedias o desastres. Los sufragios, ruegos y bendiciones del Papa son siempre reconfortantes para quienes cruzan por el camino del sufrimiento, porque saber que el Vicario de Cristo en la Tierra dirige su atención, como el Señor, a quien se encuentra herido, es un alivio del dolor humano.
El 19 de abril de 2005 apareció en el Balcón de la Bendición de la Basílica de San Pedro, el cardenal Jorge Medina Estévez, entonces Camarlengo de la Santa Romana Iglesia Católica, para presentar al sucesor 264 de san Pedro e inmediato de Juan Pablo II, al pronunciar la tan conocida expresión “Habemus Papam” dentro del anuncio formal que daba a conocer que los cardenales electores, reunidos en cónclave, habían culminado su tarea.
Ante la imposibilidad de estar en México para el VI Encuentro Mundial de las Familias, del 14 al 18 de enero, Benedicto XVI se hizo cercano a las familias mediante un mensaje vía satélite.
Hasta hoy 8 de enero, fecha en que esto escribo, han sido ya varios los llamamientos a la paz que ha presentado el Papa Benedicto XVI, ante la continua y brutal agresión israelí en la franja de Gaza, que ha cobrado hasta ahora más de 600 vidas humanas y miles de heridos, incluyendo niños, mujeres y ancianos.
¿Qué es lo que encontraban los jóvenes en un anciano herido severamente por la enfermedad del Parkinson? ¿Qué los movía a desplazarse en largos trayectos para escucharle decir que no hicieran lo que les gusta hacer? ¿Porqué de las reuniones que Juan Pablo II celebró, en 26 años de pontificado, las más concurridas fueron los encuentros con la juventud?
Justo a la mitad de la meta se han reunido en Roma 50 jefes de estado para asistir a la sede de la FAO a fin de acudir a la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial “Los Desafíos del Cambio climático y la Bioenergía” del 3 al 5 de junio.
Cuando Juan Pablo II proclamó el año 2000 como “Año del Gran Jubileo” con motivo de los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, hizo también que fuese un Año Santo al conceder la gracia de la Indulgencia Plenaria para todos los fieles que quisieran ganarla al cruzar la Puerta Santa, que él mismo abrió, en las cuatro basílicas patriarcales de Roma: San Pedro, San Pablo, San Juan y Santa María la Mayor.