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Romper el espejismo modernista

Romper el espejismo modernista

¿Por qué se produce un espejismo? Porque uno “ve” lo que no existe, lo que no es, como si existiese.

El fenómeno del espejismo se ha dado, se da y se dará, porque el hombre es fácilmente engañable, porque basta muy poco para sumergirle en ilusiones vanas, porque no somos simplemente ojos o simplemente reflexión, sino algo mucho más complejo.

¿Reuniones o confesiones?

El abad acababa de entrar a su oficina. Abrió la agenda con el programa del día.

9.00, reunión con el consejo del monasterio.

10.30, reunión de sacerdotes del sector.

12.30, reunión con los administradores de la zona.

15.00, reunión del obispo con los agentes de pastoral.

17.30, reunión para planeación de la catequesis.

Sonó el timbre de la sacristía. El abad estaba colocando varios papeles en su sitio, cuando se acercó el hermano portero.

Regalos

Llega el momento más esperado: abrir los regalos. Juan entra en la sala y observa cajas llenas de colores. Parece que cada una está gritando: ¡empieza conmigo!

Unas cajas esconden libros de animales. Otras, fábulas de ayer y de hoy. Otras, coches de carreras, caballos o héroes de plástico. Otras, chocolates, caramelos y otros mil caprichos para el goloso. Otras, tal vez algo más serio: un reloj de pulsera, un diccionario para la escuela...

Romper las cadenas del pecado

El pecado narcotiza. No resulta fácil luchar contra la tentación. Resulta muy fácil abrir, poco a poco, la puerta al pecado, pactar con el mal, rendirse a lo que pide la carne, el demonio, el mundo.

Pecados de egoísmo y de pereza, pecados de avaricia y de lujuria, pecados de deslealtad y de injusticia. El corazón tiene tantas grietas, tantas debilidades, tantos deseos innobles.

Ríos, vientos y encinas

Hay autores que comparan la vida con los ríos. Para otros la vida se puede comparar con el viento. El río da la sensación de permanencia: el agua siempre corre por el mismo cauce. El viento es algo tan indeterminado que no sabemos cuándo iniciará y de dónde y hacia dónde se moverá.

Recuento

Al elevarte en mis manos de barro

perdí mi vista en la suma blancura.

No eran mis ojos quienes veían,

aquel milagro llamado Eucaristía,

era mi alma,¡oh luz!

miel en mi boca y

júbilo que has disipado mis dudas.

Me ha pesado la cruz

pero nunca me han faltado fuerzas;

mi compañero, aliento y fortaleza

cada albor en mis manos te prolongas

en nuevo Belén y nuevo Calvario;

y ese don es para mí

la espera pasiva

del ocaso y del alba.

Ya hace tiempo que a Ti me uní