Pasar al contenido principal

B

¡Basta un click!

¡Basta un click!

No puedo olvidar este hecho. Era Semana Santa. Un amigo mío transcurría sus “vacaciones” en los poblados del pico de Orizaba. Me presumía que es uno de los paisajes más bellos del mundo: con su volcán eternamente nevado y los grandes abismos de cañadas y bosques a sus pies.

Bautismo y Eucaristía

Bautismo y Eucaristía

Juan , en el Capítulo 19, 31-37 de su Evangelio, nos dice: “Los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el día de sábado, por ser día grande aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen. Vinieron, pues, los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con El; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza al costado, y al instante salió sangre y agua."

Bondad y santidad

  Recuerdo una historia de un libro de L. Trese sobre dos amigos, Juan y Pedro. Juan vive en una familia acomodada, tiene la vida fácil, buena educación, cumple sus obligaciones de cristiano y destaca en los estudios por su buena inteligencia, se casa bien y vive feliz con su mujer e hijos, con un buen trabajo y una posición económica desahogada, cumple con Dios y procura hacer el bien que puede a los demás.

Bodas de plata de la encíclica “Laborem exercens”

Con el trabajo el hombre muestra sus riquezas y sus contradicciones más profundas. Puede cultivar la tierra para dar pan a pueblos y ciudades o para mantener el negocio de la droga. Puede construir casas seguras o edificios llenos de peligros ocultos. Puede publicar libros para promover la cultura o para reencender odios y provocar conflictos. Por eso conviene buscar, pensar y ofrecer ideas para humanizar el trabajo, para orientarlo hacia el bien según la dignidad propia de la persona humana.

Bartolo Longo: de espiritista a santo

Corre el año 1863. Un joven de 22 años, Bartolo Longo, va a la ciudad de Nápoles para perfeccionar sus estudios de derecho. Con su mente despierta y su inteligencia profunda, aprende con rapidez y se mantiene abierto a todo tipo de lecturas y experiencias.

Encuentra a varios profesores que le orientan hacia ideas “liberales”. Lee a Renán, y la fe en Cristo se difumina. En el corazón de Bartolo crece un sentimiento de odio contra el Papa y contra la Iglesia.