Pasar al contenido principal

A

Año Santo

Año Santo  

Con el fin de interiorizarnos un poco más en este importante evento dentro de la Iglesia el Jubileo del año 2000, vamos a conocer un poco sobre este tema. Empezaremos proporcionándoles un poco de historia. Podemos decir que el primer Jubileo ordinario fue convocado en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII, con ocasión de fomentar una fuerte corriente de espiritualidad, de perdón y de fraternidad y oponerla a los odios y a las violencias que predominaban en aquella época.

Angel de la Paz

Angel de la Paz  

Desde hace ya algún tiempo se ha venido promoviendo la idea de que un "ángel" está visitando las casas, el cual originalmente habría sido enviado por Su Santidad Juan Pablo II y que se ha dado por llamar "el ángel de la Paz".

Amuletos

Amuletos

Un terreno que ha sido siempre utilizado por el demonio para confundir a los cristianos y debilitar su fe es el uso de amuletos y talismanes. Con ellos consigue que en lugar de confiar en la providencia de Dios y caminar en la fe, la vida y la seguridad estén puestas en objetos. La mayoría de estos objetos no tienen ningún valor sino la superstición que se crea al rededor de ella, sin embargo, el demonio pude utilizar algunos para causar el mal. Se vale también de la ciencia la cual, por la ignorancia y el deseo de conocer el futuro desvía el corazón y la fe.

El amor que mueve a todo el universo

En la canción “En mi Getsemaní” podemos cantar unos versos que expresan una idea central de la fe cristiana:

“No es en las palabras ni es en las promesas
donde la historia tiene su motor secreto.
Sólo es el amor en la cruz madurado,
el amor que mueve a todo el universo”.

La historia recoge un sinfín de acciones. Se escribe cada día. Se labra como algo imborrable. Se decide desde corazones libres, desde momentos de pasión y momentos de lucidez.

El anhelo de un encuentro

Pensamientos de un ateo imaginados por un creyente que quisiera tener la suficiente fe como para poder ayudar a su hermano que no cree.

“Me dijiste que tal vez alguien me busca, o que busco a alguno.

No tengo miedo a declarar mi falta de fe. Simplemente, no creo. No soy de ningún credo, ni tengo religión, ni sé rezar, ni suspiro por reencontrar a los muertos.

Un alto en el camino

En estos días leí que cuando un hombre se atreve a decir que habla con Dios lo llaman santurrón, y cuando dice que es Dios quien le habla, lo llaman loco. Pues gracias a Dios en este mundo todavía quedan muchos locos y santurrones. Pienso que en esta Semana Santa vale la pena hacer un alto en el camino, en busca de ese Dios que cometió la locura de venir a vivir entre nosotros para pagar la deuda que nos correspondía muriendo en una cruz.

Amparado en Cristo, lánzate

Amparado en Cristo, láncese, sin respeto humano, sin miedo, sin temor al fracaso, a la batalla apostólica, en la seguridad de que Cristo le acompaña y protege. No tenga miedo a herir la susceptibilidad de las personas con su agresividad apostólica, pues es una ofensa a la verdad decir las cosas a medias cuando esta verdad es Cristo. Haga de todos sus contactos humanos una siembra de fe, de esperanza, de caridad, de valores humanos y cristianos, de inquietudes, de superación.

Aprovecha bien el tiempo


También
quiero recomendarles encarecidamente, una vez más, que valoren su
tiempo, que para nosotros significa un tesoro para trabajar por el
Reino de Cristo. La consigna del apóstol san Pablo es hoy más válida
que nunca: Redimentes tempus, quoniam dies mali sunt; {aprovechando el
momento presente, porque corren malos tiempos}(Ef 5,16). Los tiempos
por los que atraviesa la Iglesia son malos: para la fe, para la
disciplina, para su tesoro moral. Urge rescatar nuestro propio tiempo,