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Angel de la Paz

Angel de la Paz  

Desde hace ya algún tiempo se ha venido promoviendo la idea de que un "ángel" está visitando las casas, el cual originalmente habría sido enviado por Su Santidad Juan Pablo II y que se ha dado por llamar "el ángel de la Paz".

Esto es TOTALMENTE FALSO. Los cristianos creemos firmemente en la existencia de los ángeles (cf. CIC 328), los cuales son seres espirituales que asisten y glorifican continuamente a Dios, quien en su infinita misericordia ha querido que estos seres espirituales también nos acompañen y asistan en nuestra vida cotidiana (cf. CIC 334). Estos son los que llamamos "ángeles de la guarda". Por eso el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) dice: "Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. "Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida". Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios".

En ocasiones especiales, también se vale de ellos, para dar noticias especiales como es el caso de la Anunciación (Lc 1,26-38) o para otros propósitos como es claro en el Biblia (cf. Tob y Gen).

De manera que sabemos que los ángeles de Dios nos ayudan, protegen y acompañan siempre.

Sin embargo este tipo de creencias y rumores van creando falsas expectativas y errores en la fe. Se han ido promoviendo incluso diferentes "oraciones" con las que se "manda" a este ángel de una casa a otra y no pude ser recibido si no es que alguien se lo manda. Esto va creando enemistades pues las personas se disgustan al saber que el ángel "fue enviado a otra casa y no a la de ellos".

Todo esto nos hace creer que esta falsa información tiene como origen al "Príncipe de la Confusión", más que a Dios mismo.

Por ello les suplico no continuar promoviendo esta idea que es totalmente falsa. Vivamos con la paz que nos da el vivir en gracia. Busquemos que nuestra vida sea el instrumento por el cual Dios va construyendo la paz en nuestro mundo mediante la paz que crece en nuestro corazón cuando oramos y cuando dejamos a Dios obrar con libertad en nuestra vida.