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La alegría, ¿un mandamiento?

Nos dejaría sorprendidos si alguien nos dijese: “te ordeno que seas alegre”. Porque la alegría no parece que caiga bajo ningún mandamiento. Porque, según parece, estar alegres, vivir en un gozo profundo, conseguir un estado de felicidad completa, se colocaría en un nivel que no depende de nuestras decisiones, propósitos o buenos deseos. Y si no depende de nuestra voluntad, tampoco podría ser mandado.

Aprender a conversar

Conversar es un arte. Voy a parafrasear a san Alberto Hurtado que decía: lo más difícil está, no en hablar, sino en callar. El que se interesa en sí, quiere oír su voz. En la conversación, se busca frecuentemente un desahogo, aun bajo el pretexto de una consulta. Un político, en un momento dificilísimo de su gobierno, rogó a un amigo se tomara la molestia de hacer un viaje, pues deseaba consultarlo. En la entrevista sólo habló el político durante varias horas: le expuso su problema, los pros y contras de su actitud, las resistencias que encontraba.

Alegría en el noviazgo

Una chica le pregunta al novio: 

—¿Qué te gusta más, mi belleza, mi sobrada inteligencia o mi sinceridad? 

Y el chico le contesta: 

—Tu sentido del humor, mi amor.

El ser humano recibe la vida como un don y como una tarea. Está dotado para realizar múltiples actividades y para forjar una personalidad propia. Puede tener buenas o malas amistades que dan lugar a “encuentros” profundos o superficiales.

La amabilidad

“Los policías son mis amigos”

Ya anciana, mi madre seguía siendo una mujer muy activa que no se dejaba vencer por el peso de los años. En cierta ocasión regresaba a su casa desde el mercado con una gran bolsa de mandado, cuando un policía la observó y decidió ayudarla. El gendarme tomó la pesada carga y acompañó a mi madre hasta la puerta de su hogar. Desde entonces, proclamaba con orgullo que los policías eran sus amigos y los trataba con maternal cariño.

¿Qué es la amabilidad?

La abnegación

Honra a tu padre y a tu madre

La vejez es una bendición de Dios, pero qué difícil es ser viejo. El cuerpo se desgasta día a día y las enfermedades agravan el paso natural del tiempo, de tal modo que se llega a ser prácticamente un inválido, dependiente de los demás en todo.

¡Pobres de los que no tuvieron hijos y de los que no supieron educarlos en el amor! Su triste destino será el acogerse a la caridad pública en la que se sirve por un sueldo y por obligación.

La amistad

En amistad somos expertos

Me puse a preguntar a algunas personas qué era para ellas la amistad y todas me dieron definiciones muy hermosas entre las que destacó aquella que dice que la amistad es confiar en alguien. Parece ser que

la confiabilidad es una nota esencial en el amigo. Y entonces le pregunté a un señor que sabe mucho de eso de la amistad y miren lo que me contestó: