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Rafael Llanes

Roma no se hizo en un sólo día

Vemos
con tristeza el desmoronamiento frecuente de matrimonios que comenzaron
con los mejores deseos e ilusiones. ¿Qué está pasando? ¿Por qué
fracasan los proyectos de realización en común, dejando sentimientos de
frustración y desadaptaciones que socavan las fuerzas e ilusiones de
gentes bien intencionadas? Sencillo: falta una buena dosis de esfuerzo
y, sobre todo, no se le da tiempo al tiempo.

Prepararse para la vida

Don
Bernardo Quintana Arrioja, uno de los profesionales que más prestigio
dio a la ingeniería civil mexicana, solía recomendar a los jóvenes
recién graduados en esta profesión, que, aunque al salir de la
universidad se deja de ser estudiante, por ningún motivo, dejaran los
libros. Les recomendaba también que aprendieran lo más posible de los
sobrestantes, quienes, a pesar de no tener título de ingenieros, saben
resolver aquellos problemas que no contemplan los programas de estudio

Una buena alarma

Mi
ahijado me preguntó si había algún impedimento para que se fumara un
cigarro cuando terminamos de comer. Con paternal acogida, le di una
palmada en el hombro y acepté de buen grado su confianza y sinceridad.

Se ha roto el ancla

Recuerdo
a un papá que me platicaba del desconcierto provocado a su sentimiento
paterno cuando descubrió que su hijo había tenido una experiencia de
droga. Para descubrir el orígen de tan mal paso para el adolescente de
trece años, comentamos algunas cosas y salió a relucir que el joven
manejaba dinero con facilidad, pasaba demasiado tiempo por ahí suelto
sin dedicarse al estudio, llegaba a casa a la hora que le apetecía y él
mismo había elegido la escuela y el horario de clases. El papá, para