Puede sonar un tanto macabra, si no tétrica la pregunta, pero en cualquier caso no es vana; es más, es conveniente plantearse el problema de la muerte, si queremos tener una vida auténtica (en expresión de Martin Heidegger). Para darle el justo valor y medida a esta vida es imprescindible considerar el término de la misma, es decir, la muerte: el modo de vivir, de aprovechar el tiempo, de valorar las cosas, personas y sucesos varía en atención a esta variable ineludible, que con facilidad tendemos a olvidar, quizá por temor, indolencia o comodidad.