Padre Alejandro Cortés González-Báez
Un poco intransigente o “intransigénico”
¿Cuántas veces habremos escuchado que irónicamente se hace referencia a las mujeres “poco embarazadas”, para subrayar que hay realidades que no admiten un más o un menos, pues simplemente son o no son?
Tal parece que, además del voto de castidad -por el cual algunos se comprometen a vivir el celibato apostólico, dentro y fuera del estado religioso- existe un curioso voto de “castigad”, es decir, la decisión de algunas personas casadas de no cumplir el débito conyugal cuando deciden castigar a su cónyuge por diversos motivos.
Cuando era joven (o sea yo, no usted), los muchachos solíamos tener parámetros de diversión bastantes diferentes a los de las nuevas generaciones con sus “Nintendos”, “Lap-tops” y “I-pods”. No era raro que nosotros fuéramos capaces de meternos en una alberca de agua verde. No estoy exagerando, pues aunque el asco hacía acto de presencia, el deseo de aventura lo superaba. En una de esas ocasiones un amigo comenzó a pegar de gritos y salió de la alberca sacándose del traje de baño una culebra.
El proyecto de la ley orgánica de educación propuesto por el gobierno venezolano dice así:
Art. 3 A partir de la vigencia de la presente ley la patria potestad de las personas menores de 20 años de edad será ejercida por el Estado a través de las personas u organizaciones en que éste delegue facultad.
Por el hecho de haber nacido en el Sanatorio del Carmen en la calle Quintana Roo, Colonia Roma, del Distrito Federal, me declaro pública y solemnemente chilango 100% envasado de origen con todas sus consecuencias positivas y negativas, y para cualesquiera efectos que se deriven de ello; incluyendo las bromas de buen y mal gusto que se acostumbran en estos casos.
He de reconocer que lo anotado arriba me llena de orgullo, pues amar el lugar donde hemos nacido es deber de lealtad, y muy mal haríamos en renegar de la cruz de nuestra parroquia.
Ese respetillo
La XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA que se llevó a cabo del 3 al 8 de agosto en la Ciudad de México, y que contó con la participación de más de 20 mil personas de diversas culturas fue una muestra más de cómo los “especialistas” no se acaban de poner de acuerdo en los aspectos más importantes sobre uno de los peores males que está sufriendo o, que “le estamos haciendo sufrir” a la humanidad.
No siempre estamos de humor para elucubraciones filosóficas, ni con ánimo para pelear contra quienes, según nosotros, están equivocados. Hay días en los que quizás amanecemos románticos, y al terminarse las horas de la jornada sólo deseamos relajarnos para pernoctar en sosiego. Sin embrago, vale la pena preguntarnos cuándo fue la última vez que pensamos sobre el sentido de la vida.
Una de las mayores ilusiones para muchos estudiantes es poder estudiar en otro país y de paso conocer mundo, lo cual siempre sirve para regresar con un cierto prestigio, por aquello del fenómeno conocido como “malinchismo”. Pues bien, no todos los que van a estudiar fuera realmente estudian, como lo comenta una señora quien tuvo la oportunidad de ir a estudiar a Italia, con su hija, joven universitaria, durante cuatro meses.
Me permito copiar un relato que me pareció interesante y que quizás pueda ayudar a pensar a alguien. Y dice así: