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Padre Alejandro Cortés González-Báez

Textos fuera de contexto

Con la facilidad que se tiene hoy para publicar sobre cualquier tema, resulta frecuente encontrar libros ricos en palabras, pero menesterosos de verdad y buenas costumbres. Si no estuvieran impresos, bien podrían servir como cuadernos, para darle mejor uso a ese papel. Así pues, muchos que se sienten orgullosos de haber publicado libros pueden asemejarse a quienes presumen de haber engendrado hijos, pero no han sabido ser padres: No basta.

Tú no ves lo que yo veo

No sé por qué, pero a los hombres suelen gustarnos los automóviles, y hace poco tiempo me llamó especialmente la atención una camioneta, modelo 1978, digna de presentarse en una muestra de autos de colección. Con todos sus accesorios originales y pintada de rojo brillante, que no desentonaba nada del conjunto. Ya sé que en gustos se rompen géneros, pero su dueño me comentó que todos los días suele escuchar piropos hacia su vehículo. En definitiva: estaba como para tomarle fotos.

Tú di sapo... y yo brinco

Resulta patente que la obediencia no está en sus mejores momentos. Obedecer suele ser mal visto y quienes lo hacen con frecuencia son considerados como seres inferiores. La razón es simple: quien obedece se somete a la voluntad del que manda. Es decir, la obediencia exige que alguien determine la ruta y los medios, adoptando la postura del superior, mientras que quien obedece habrá de conformarse con seguir el camino marcado, sin que muchas veces, ni siquiera se le pida su opinión.

Tú eres para mí algo intrínseco.

Permítanme pasarles al costo una frase embriagadoramente romántica: “Sírvanle otra a mi compadre”. Pues bien, ya que entré de lleno al tema de la poesía, me pregunto si ¿sería poético que un hombre dijera a su enamorada que le es intrínseca? Me parece que no, pero, aunque poco romántica, la palabra intrínseco (a) aplicada a quienes se han unido en matrimonio es bastante adecuada.

Un Papa sin carisma

Cuando se estaba realizando el cónclave donde fue elegido Benedicto XVI, se oían voces que anhelaban un Papa en disposición de abrir la Iglesia a las actuales formas de pensamiento y conducta del mundo en que vivimos. Esto no es más que otra manifestación de la inmadurez que nos está caracterizando.

Un alto en el camino

En estos días leí que cuando un hombre se atreve a decir que habla con Dios lo llaman santurrón, y cuando dice que es Dios quien le habla, lo llaman loco. Pues gracias a Dios en este mundo todavía quedan muchos locos y santurrones. Pienso que en esta Semana Santa vale la pena hacer un alto en el camino, en busca de ese Dios que cometió la locura de venir a vivir entre nosotros para pagar la deuda que nos correspondía muriendo en una cruz.

Un poco de romanticismo

La prisa no es romántica. Sólo en el sosiego se puede saborear un “te quiero”.

El tipo de vida al que nos hemos ido acostumbrando exige aceleración continua; por eso el amor está a la baja. La prisa por llegar a una reunión; por entregar un trabajo o arreglar un desperfecto, con frecuencia va en deterioro de la perfección personal y de la humana convivencia.

Uno de políticos

Con gracia me comentaban unos estudiantes de cómo algunos amigos suyos estudian Ciencias Políticas y bromeaban diciendo que llevan una materia de: “Protestas ciudadanas, paros y manifestaciones”, impartida por un Licenciado en Administración de huelgas. Esta semana, abundando en el mismo tema, me llegó un chiste por correo electrónico que dice así: