Padre Alejandro Cortés González-Báez
Ahora que está tan de moda criticar, quizás nos convenga hacer un espacio para observarnos a nosotros mismos y así poder descubrir algún pequeño error que hayamos cometido en la atención de nuestras familias. ¿Se animan a acompañarme?
-Oiga Padre: ¿Desde qué edad se puede tener novio?
-Pues; desde los 8 años.
-¿Y es pecado darse un beso?
-Mira. Te voy a contestar con una fórmula de Teología Moral que te dejará muy claro si es pecado o no: “Pos, a según”. ¿Verdad que te quedó claro?
¡Cuántos corazones heridos de amor errado! ¡Cuántos ayes en el escandaloso silencio de almas desgarradas forman la sinfonía de los tropiezos sentimentales! ¿Casualidad?, ¿destino?, ¿voluntad divina, o capricho humano?, ¿vanidad, inexperiencia, maldad… o simple fragilidad? ¿Por qué a veces sólo aparece ante nuestros ojos la disyuntiva entre sufrir, o sufrir más?
En la puerta de un hospital hace poco más de un año:
-Padre, perdone: ¿Ya se va?
-Sí, sólo viene a atender a un paciente.
-¿No podría pasar a ver a mi hermana? Le acaban de decir que su bebé probablemente tenga Síndrome de Down.
-¿En qué cuarto está?
En mi artículo “Ignorancia Religiosa” se me ocurrió incluir un cuestionario sobre temas relacionados con la religión, y algunas personas me sugirieron que en otro momento resolviera dichas preguntas, pues con sencillez reconocían que les faltaba formación para contestarlas todas, así que ahora aprovecho para aclarar algunas de ellas.
Con frecuencia solemos escuchar frases como: “Todos los hombre son iguales...” “Lo que pasa con las mujeres...” ¿No les parece que tratar de “homogenizar” tanto a los hombres como a las mujeres es absurdo? Quienes simplifican la vida de este modo cometen graves injusticias. Así también incurrimos en un grave error al pretender esteriotipar a los adolescentes como si ellos fueran iguales.
Hace algún tiempo escuché de boca de una joven y aguerrida mujercita, en tono sumamente airado, esta expresión en contra de mi enclenque persona: “lo quiero matar” dado que se sintió molesta por mi forma de pensar. Ella defendía el derecho que tienen los publicistas a exponer en los carteles de la vía pública lo que podría catalogarse como material provocativo tirando a “porno”. El argumento que esgrimía esta chica es que, no importa lo que un comerciante exhiba, sino la morbosidad de quienes procesen mentalmente aquello.
Por el hecho de haber nacido en el Sanatorio del Carmen en la calle Quintana Roo, Colonia Roma, del Distrito Federal, me declaro pública y solemnemente chilango 100% envasado de origen con todas sus consecuencias positivas y negativas, y para cualesquiera efectos que se deriven de ello; incluyendo las bromas de buen y mal gusto que se acostumbran en estos casos.
He de reconocer que lo anotado arriba me llena de orgullo, pues amar el lugar donde hemos nacido es deber de lealtad, y muy mal haríamos en renegar de la cruz de nuestra parroquia.
A las madres que han abortado
En este día de las madres, considero válido un cuestionamiento sobre la importancia de la maternidad, cuando el lugar donde se producen el mayor número de muertes violentas en todo el mundo es el seno materno. Es decir, en este tiempo no existe ningún país en guerra donde se realicen tantos crímenes, como los que de dan por abortos voluntarios.
A los 23 años se está en la plenitud de la vida. Las veleidades de la adolescencia han quedado
atrás y se comienza a vivir la juventud, que en palabras de Rubén Darío es un “divino tesoro”.
A los 23 años los horizontes son inmensos y se contempla la vida como un campo enorme listo para ser sembrado. No hay nada que parezca interponerse entre lo imaginable y aquello que podemos poner en práctica.