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Cristo, el amigo fiel

Mi experiencia personal ha sido ésta: cuando todo me ha fallado: amistades, ayuda de los hombres; cuando la persecución se ha asomado a mis puertas, entonces lo único que me sostenía era la figura adorada y real de Cristo. Y el día de mañana, cuando los hombres se olviden de nosotros solamente una cruz, y en ella Cristo, seguirá abrazando nuestra sepultura como guardián eterno de una amistad comenzada en esta tierra.

Jesucristo es profundo

Jesucristo es profundo y no se da a quien no se entrega, ni al mercenario de medio tiempo, ni al entretenido con ilusiones parásitas, ni a quien piensa alcanzarlo al precio de un fervor pasajero. Jesucristo pide plenitud en el don, sacrificio: bajar hasta el fondo de uno mismo, arrancarse de raíz y trasplantarse hacia Él. Y todo esto sin poesía fatua.

Céntrese sólo en Jesucristo

Olvídese de todo y céntrese sólo en Cristo. Que Él y sus cosas sean la aspiración única de todos sus actos, y que nada lo distraiga o separe de esta meta. Que ese haber encontrado en Cristo su centro, no sea sólo un sedante psicológico o un misticismo romántico, sino un llenarse de madurez, de celo, de garra, de ansias de conquistarse cada día en profundidad y de darse con programa y exigencia a los demás.

Convenceos de Cristo

Convenceos de Cristo. No lo reduzcáis, como tantos otros, a una ilusión pasajera que llenó los años de la juventud de vuestra vida "mientras venían otras cosas"... otras cosas que los dejaron sin Cristo y sin ellos mismos; creyéndose maduros cuando habían destrozado la conciencia y sin freno, "liberados", hacían lo que les venía en gana: creyéndose maduros cuando se habían mezclado con los que bajaban a la fosa, sin rumbo, sin saber por qué, sin saber a dónde.

Cristo, nuestro modelo

No tenemos otro modelo para forjar nuestra personalidad que Cristo, como nos lo presenta el Evangelio; le será de mucha utilidad meditarlo y deducir cómo las dos líneas de fuerza de esa vigorosa personalidad fueron el amor a las cosas de su Padre y el amor a los hombres por lo que tienen de necesitados; en torno a estos dos ejes organiza su vida, su doctrina y por esos dos amores abraza la muerte más dura que podamos imaginar.

La terapia mas eficaz

Yo no sé de una terapia más eficaz y profunda que el encuentro personal consciente con Cristo resucitado y la recepción de su Espíritu divino: nuestro pasado, nuestra historia personal, todo nuestro ser ha muerto con Él en la cruz, borrando el decreto de condenación - la causa de nuestra angustia, de nuestros complejos, de nuestros temores más hondos... -; podemos ver con una seguridad y una confianza plena hacia atrás, todo ello ha quedado definitivamente cancelado por la misericordia real, infinita y poderosa de Dios, en la muerte de Cristo.

Èl es el amigo que buscan los hombres

¿Ha visto los enormes conflictos en que se debaten tantos hombres que no conocen a Cristo? Tantos jóvenes envejecidos prematuramente por el vicio, con el alma lacerada por el hastío, por el desengaño, por la frustración o el aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir? No tiene respuesta. De aquí al suicidio no hay sino un paso lógico que muchos por desgracia, dan. ¡Y sin embargo, Cristo es el camino, la verdad y la vida!

La unica fuerza capaz de superar nuestro egoismo

¿Quiere usted poner un remedio eficaz en la raíz del mal? El planteamiento es sencillo, aunque la realización compromete toda la vida: puesto que el hombre nada hace que no arranque de sí mismo y retorne a sí como en un sistema planetario cerrado, necesita una fuerza que supere esta inercia gravitacional que le aprisiona, es decir, debe buscar otro centro en torno al cual gire su vida. Y la única fuerza capaz de trascender su mundo cerrado es CRISTO, ideal de la humanidad, potencia salvadora, modelo y amigo íntimo.

Cristo nos pide ayuda

Mejor que mirar lo que te falta es alzar la mirada hacia la soberana belleza
de ese Cristo a quien amas y sigues y a la hermosura del fruto que
tendrá tu vida si la entregas totalmente a realizar los planes del
Movimiento.

¡Que maravilloso es saber que Cristo nos pide ayuda y espera algo de
nosotros! Pero también, ¡qué responsabilidad tan grande! Por tanto,
sigue poniendo en marcha, en movimiento, todo tu interés, todo tu

Cristo, motor de nuestra vida

Cristo apóstol que sale de sí mismo, que no se tiene en cuenta a sí cuando
tiene que realizar su misión, que la vive sin chapuzas, sin rebajas,
limpiamente. Cristo que busca la gloria de Otro, no su propia gloria,
el Cristo sereno, objetivo y humilde, no el Cristo agitado, paranoico y
soberbio; Cristo sereno y satisfecho de su vida, contento siempre y
seguro de sí, Cristo Dios y hombre, Señor de la historia, hijo de
María, amigo, compañero y hermano.