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Padre Mariano de Blas L.C.

Escribiendo.

Escribiendo

Escribir cuesta trabajo,

pero vale la pena.

Vale la pena escribir una página diaria.

No hay que desanimarse, porque días hay

en que nada viene a la pluma;

días en que uno no puede contar lo que sufre,

porque es un dolor para guardar.

¿Dónde aprendiste las letras?

La fragua, amigo, el yunque y el martillo,

-me respondiste-.

Mira estas manos encallecidas,

mira el sudor en la frente.

Un luchador.

Un luchador

¿Qué hace un luchador verdadero?

Obliga a su pobre cerebro

a encontrar un camino;

se equivoca y se corrige;

pero no desiste, lucha, se desvela,

se cansa a ratos, se harta

y quisiera tirar la toalla,

pero no está permitido.

Bebe la amargura de la derrota

la lentitud en los avances.

Y vuelve otra vez a la batalla

hasta que atrapa la victoria.

La cancha de la vida.

La cancha de la vida

Hay personas que no saben perder

un juego de frontón o de dominó,

como si en la cancha se librará

una batalla terrible.

¿Por qué no luchan de la misma forma

en las lides grandes de la vida

y se resignan tan fácilmente a la derrota

en esos campos que son los que interesan?.

Si no aceptas la derrota

en la cancha de cemento,

Una barca y unas redes.

Una barca y unas redes

Se habló de los peces

que no se dejan atrapar...

Yo soy un pescador bisoño.

Me han dado una barca y unas redes.

Delante de mi se extiende el ancho mar,

el océano azul, profundo, embrujado,

que encierra en su seno

tantos misterios y esperanzas.

Salí al alta mar y eché mis redes

y se fueron llenando de peces

del tamaño de mi fe.

Un hombre nuevo.

Un hombre nuevo

Qué fácilmente habías olvidado

los grandes verdades de la vida,

qué dura caparazón de rutina,

inconsciencia y pereza

traías pegadas a la piel.

¡Qué miserable entraste

por la puerta de la casa de retiros!.

Cuando cruces de nuevo esa puerta

serás un hombre nuevo.

He visto a muchos nacer de nuevo

en un retiro.

Paz de los lagos.

Paz de los lagos

He venido a sentarme

en la misma piedra de otros tiempos,

a beber y aspirar la paz de este paisaje:

ante mis ojos tengo aquellas montañas

de suaves laderas y abruptas en su cima.

En el valle duermen

dos pueblos de tejados rojos.

Y el lago manso y sereno en el centro.

Más cerca de mi

los maizales de tallos altos,

ricos de esperanza, siguen creciendo.

Paz de los lagos...

Fe milagrosa.

Fe milagrosa

Siempre que tuve fe

como un grano de mostaza,

se realizaron las cosas.

Debo aplicar esta fe curativa

a mis enfermedades del cuerpo y del alma,

lanzarla como catapulta contra mis temores

hasta pulverizarlos.

Quiero sorpresas, revoluciones dentro de mi

y a mi alrededor;

aplastar mis pensamientos viejos

con el mazo de mi nueva fe.

La fe mueve montañas,

Cuando el entusiasmo se va.

Cuando el entusiasmo se va

Cuando el entusiasmo viene a casa

es como abrir las ventanas

y contemplar un bello paisaje,

escuchar una música celestial;

es sentir la vida en el alma.

Pero cuando el entusiasmo se va,

llega la noche;

y no la noche de luna y estrellas,

que esa es una hermosa noche,

sino las nubes negras,

el frío y la niebla,

que obligan a cerrar las ventanas.

Niño eterno

Niño eterno

Para llegar a ser adulto

debo despojarme de las cosas de niño,

de los infantilismos del carácter

y las inseguridades,

y vestirme de valentía y arrojo,

de fe adulta.

Pero madurez no significa

perder lo eterno de la juventud

y el entusiasmo y la alegría de vivir,

y la capacidad de cantar y reír y amar;

mi alma de niño jamás debo perderla

Dios y los tubos.

Dios y los tubos

“Dios manda la lluvia,

pero no la entuba”.

Quien así habla demuestra no poca ingratitud.

Los habitantes del desierto

no reclamarían a Dios los tubos

pues ellos los pondrían-

sino solo el agua que cae del cielo.

A México le sobra,

durante seis meses, el agua,

pero, como Dios no la entuba,

hay racionamiento los otros seis.