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Padre Mariano de Blas L.C.

El amor es la respuesta.

El amor es la respuesta

El amor es la respuesta.

Amor apasionado,

amor gigante al Gigante del amor.

Si dejo de amar nadie me salva.

Pero si el amor vigila,

no hay por qué temer.

Por amor me levanto

y por amor me acuesto.

Por amor lucho y trabajo,

y por amor descanso.

La oración me lanza al amor,

y el apostolado lo hago por amor.

Si el amor en mí es más fuerte que la muerte,

Quiero vivir.

Quiero vivir

¡Quiero vivir!

Suena extraño,

como si fuera el grito lastimero de un enfermo.

Se puede no estar en una cama de hospital,

en una silla de ruedas,

y, sin embargo, estar enfermo.

Fuiste muchos años

un tullido del alma,

un anciano del espíritu:

no tuviste juventud.

Aprende a vivir.

Alégrate de la salud,

de lo que eres y de lo que tienes,

Amo la vida.

Amo la vida

Hoy resonaron en mis cansados oídos

palabras de primavera:

“Yo amo la vida;

amo el sol, las nubes;

amo las flores, las personas;

amo a esta vida.

Y me gusta sentirme libre,

para decidir cada mañana,

amar a Jesucristo.

Y así siento mi amor fresco todos los días,

como a los diez y seis años.”

¿Por qué no lo imito,repitiendo,

cada amanecer, idénticas palabras?

Yo también amo el sol,

y los campos, y las flores.

Veo en ellos la sonrisa de Dios.

Triste huerfanito.

Triste huerfanito

Pobre desvalido,

¿cómo te ha tratado la vida?

Amarga y miserable te la has hecho,

porque quisiste.

Reconoce tu error,

acércate a María.

Pídele perdón,

vuelve a tener una Madre,

triste huerfanito,

que sin Ella poco has podido hacer

en asunto tan serio como salvar tu alma,

y la de otros.

San Juan del Barrio.

San Juan del Barrio

Hicimos un alto en la ermita,

todos juntos, con el fundador,

para pedir con toda el alma

la gracia maestra de la perseverancia.

Luego entonamos el “Salve Regina”,

y siguieron las voces alegres de todos los presentes.

Toda la bóveda se llenó de nuestras voces y plegarias.

Salieron a la historia los mártires de Cotija,

la historia de Don Rafael Guízar Valencia.

Juego de florecitas.

Juego de florecitas

Yo también, como mi fundador,

descubrí en una callecita de mi pueblo

el llamado de Dios,

con un juego de florecitas.

No fueron dos religiosas,

sino otro niño, algo más grande, que nos enseñó

la parábola de las almas que se van al cielo.

Han transcurrido treinta y cinco años

desde aquella fecha.

Las florecitas han ido apareciendo

a lo largo del camino de mi vida,

y espero que al menos algunas

En tu nombre.

En tu nombre

Creo en mi nada unida a Cristo...

He sacado tantas veces las redes mojadas,

rotas, sin nada,

por sólo mirar mis redes y mi barca.

Pero ahora voy a mirar a otro

y seguiré otras órdenes

y habrá pesca abundante,

como la hubo en las redes de un pescador de Galilea

cuando dijo: -“En tu nombre echaré las redes”,

y las redes se llenaron.

Yo también diré: ”En tu nombre...”

Perseverancia.

Perseverancia

Aquí estoy de nuevo,

dispuesto a seguir un camino

que he iniciado tantas veces,

y otras tantas he dejado.

De Cuernavaca parto con la alforja llena;

pero pasan los días, pasan los meses,

y de pronto me encuentro roto, hambriento,

con la alforja vacía.

¿Qué habrá sucedido?

En pocas palabras:

empezar cuesta algo,

y muchos se animan a hacerlo;

pero continuar cuesta un poco más,

Con mi Madre.

Con mi Madre

Vengo de estar con mi Madre.

Sencilla y cordialmente le he dicho:

-“En tus manos de Madre dejo mis propósitos,

para que me ayudes a convertirlos en realidades.

Dame el amor a Jesús,

la alegría de vivir mi vida consagrada.

Quítame la seriedad de esa cara ceñuda,

y alégrame con la paz y confianza en Dios.

También pongo en tus manos mi trabajo,

Gracias, por vivir.

Gracias por vivir

He encontrado sabor a las horas de estudio

y a las horas de trabajo.

Estudiando y trabajando con entusiasmo

he disfrutado mucho más los paisajes.

¡Qué luna tan bella lucía anoche

en el firmamento de Avándaro!

He vivido en un pequeño éxtasis.

La vida toda podría ser así,

si no me resigno a la tristeza y apatía.

Funciona mejor la memoria,