Gracias por vivir
He encontrado sabor a las horas de estudio
y a las horas de trabajo.
Estudiando y trabajando con entusiasmo
he disfrutado mucho más los paisajes.
¡Qué luna tan bella lucía anoche
en el firmamento de Avándaro!
He vivido en un pequeño éxtasis.
La vida toda podría ser así,
si no me resigno a la tristeza y apatía.
Funciona mejor la memoria,
la sensibilidad despierta,
me canso menos y siento mi mente rejuvenecer;
el corazón reseco se va llenando de sangre joven
y late con más fuerza.
¡Amo la vida! Y, cosa que hace tiempo no hacía,
me alegro de vivir y doy las gracias por la vida:
¡Gracias, Señor, por vivir!