Con mi Madre
Vengo de estar con mi Madre.
Sencilla y cordialmente le he dicho:
-“En tus manos de Madre dejo mis propósitos,
para que me ayudes a convertirlos en realidades.
Dame el amor a Jesús,
la alegría de vivir mi vida consagrada.
Quítame la seriedad de esa cara ceñuda,
y alégrame con la paz y confianza en Dios.
También pongo en tus manos mi trabajo,
mi vida y mi muerte.
Vivir contigo es dulcísimo consuelo,
morir en tus brazoss la más dulce muerte.
Quiero vivir junto a ti.
Quiero morir en tus brazos.