Padre Fernando Pascual L.C.
Poesía e historia
Según Aristóteles, la historia narra lo ocurrido, lo concreto, lo inmodificable. La poesía, en cambio, no dice lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder. Por eso, seguía Aristóteles, la poesía es más filosófica, porque se fija en lo universal, mientras que la historia se fija “sólo” en lo particular y concreto.
Violencia doméstica y aborto
A nivel nacional e internacional se organizan numerosas campañas que buscan defender a la mujer de cualquier tipo de agresión, física, laboral, psicológica.
En esas campañas se pretende eliminar mentalidades “machistas” que imponen a las mujeres la voluntad de los hombres, muchas veces a través de humillaciones o de violencias sin sentido.
Son constantes las noticias de violaciones. Se producen lejos, en guerras como la de los Balcanes o las de Africa. O cerca, por culpa de borracheras o de la prepotencia de algunos hombres que buscan el placer del modo más injusto y salvaje que uno pueda imaginar.
La existencia humana implica dos planos estrechamente unidos: el corpóreo y el psico-espiritual.
Por el cuerpo somos seres en el mundo. Con una serie de características en buena parte recibidas y sometidas a las leyes del mundo físico: un ADN, un tipo de piel, una estructura ósea, una estatura, un sexo.
El no al aborto es un sí a la vida, al amor, a la alegría, a la paz, a la justicia.
No nos dejemos engañar: decir que existe un derecho al aborto, insistir en que se trata de un problema de “salud pública”, defender que las mujeres pueden decidir con total libertad qué hacer con el hijo que ya existe, es lo mismo que promover una gran mentira, defender un atentado sumamente grave al derecho, atacar lo más bello que hay en el corazón humano: la capacidad de amar sin límites.
¿El 18 de diciembre de 2007 la humanidad dio un importante paso a favor de la vida: la aprobación en la Asamblea general de las Naciones Unidas de una moratoria mundial de la pena de muerte.
A los pocos días, Giuliano Ferrara, un famoso periodista italiano, lanzó la idea de promover una moratoria internacional de la “pena de aborto”.
La ecología parece ser una ciencia reciente, pero no lo es. En mayor o menor medida los hombres del pasado se han preocupado por el ambiente: por la limpieza de los ríos, por la belleza de los bosques, por la abundancia de los animales y de los peces. Muchas veces han pensado cómo adornar las ciudades, cómo levantar nuevos parques, cómo conocer más y mejor los misterios de la vida.
Se ha publicado recientemente un amplio estudio sobre las técnicas de
reproducción artificial en Europa, referidas al año 2000[1]. En el mismo se presta especial atención a los datos relativos a dos técnicas: la fecundación in vitro (FIV ó IVF), y la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), aunque también se habla de la transferencia de embriones descongelados.
En las discusiones sobre el aborto hay pasión y hay argumentos. A veces más lo primero que lo segundo. No nos puede dejar indiferente el que una mujer, una madre, sufra tanto ante un embarazo, se encuentre sola, tal vez presionada, y decida, por sí misma o por miedos, terminar con todo, acceder a un aborto.
En estas discusiones no falta quien acuse a los enemigos del aborto de usar su “ideología” para imponer su punto de vista a toda la sociedad. En esta acusación hay dos aspectos importantes.
No es terapia eliminar a enfermos para que sólo nazcan y vivan los sanos. No es terapia buscar caminos para que el hijo “perfecto” siga adelante y el hijo “dañado” sea eliminado. No es terapia invertir dinero para diagnósticos que llevan a suprimir a miles de embriones no queridos.