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Legionarios de Cristo

Los hombres necesitan a Cristo

¡Si
comprendiésemos la necesidad de Cristo que tienen los hombres de hoy!
Cristo el gran ausente, y sin embargo el gran necesitado, pues usted ha
visto cómo los hombres creen tenerlo todo con sus técnicas, sus modas
cambiantes o su grandes extravagancias que les tientan como un inmenso
escaparate capaz de saciarlos, detrás del cual unos se quedan
ansiándolo todo sin saber lo que quieren, otros ya lo han roto y se han
hartado de todo, y ahora yacen postrados, desilusionados, odiando lo

Dos cosas importantísimas

Sólo
quisiera anotarle dos cosas, importantísimas para el hombre del Reino:
la oración y la acción, ser contemplativo y conquistador. Sólo en la
oración podemos fundamentar nuestro apostolado; en la medida en que
usted ame y escuche a Cristo, lo trasmitirá a los demás; sin Él nada
podemos hacer. Si no refleja en su rostro, en sus acciones, la vivencia
íntima del espíritu evangélico, los hombres no le aceptarán. Además,
considere que la oración no es únicamente un deber, "es una necesidad"

Vivir de cara a Dios

Con qué distinto espíritu vivirán su vida, con qué gozo espiritual en medio
del dolor, con qué seguridad y serenidad en medio de las dificultades,
si viven con ese sentido batallador y exigente de entrega total a
Cristo, de coherencia plena entre las ideas y la vida, entre lo
prometido y su cumplimiento, de conquista personal y de otros para
Cristo! ¡Con qué sentido e interés apostólico vivirán, aprovechando
todos los medios posibles, para prepararse organizadamente, para
sobreponerse al ambiente y ser hombres de personalidad distinta, de

Siempre podemos dar mas a Cristo

Nodejemos que por nuestra culpa el Movimiento se convierta en un grupo de
almas buenas, pero nada más buenas. Yo siempre odié desde el fondo de
mi corazón la vida tranquila, sin demasiadas exigencias; quería ofrecer
a Cristo un grupo de incondicionales, prestos en cualquier momento para
realizar lo que Él les pidiera, afianzados en la fe y en el amor, para
superar toda dificultad, sobre todo, la del status quo permanente, la
del contentamiento con parciales generosidades, cuando el corazón no se
ha entregado totalmente a Cristo.

El verdadero hombre del reino

El verdadero hombre del Reino ha de ser
contemplativo y conquistador: ha de saber tener su mirada y su corazón
en Dios, en Cristo, en el Evangelio, y al mismo tiempo luchar las
batallas de cada día en el seno de su propia familia, en la
universidad, en la calle, entre sus compañeros, buscando siempre ser un
pionero incansable del Reino.

Vosotros sois la esperanza de Cristo

Vosotrossabéis que Él vino a traer fuego a la tierra y que quiere hacerlo arder
por doquier, pero debéis saber también que Él ha puesto su antorcha en
vuestras manos. El mundo no arderá, por tanto, si vosotros no os
movéis; puede haber incluso algún rincón de la tierra a donde no
alcance esta llama si uno de vosotros no llega allí, si no se quiere
aventurar hasta allí. Vosotros sois la esperanza de Cristo, el fuego de
Cristo, las manos de Cristo; el mundo frío e ignorante, quizá sin

La oración, una renovación desde Dios

La
oración es una renovación desde Dios. El alma sufre a veces una tensión
continua, momentos de cansancio, vaciedad, tentación, a pesar de los
anhelos de verdad, de lucha, de entrega. Hace falta claridad, fuerza,
elevación. Y la serenidad brota de la oración; en contacto con Dios el
alma se reconoce, siente más explícitamente la insuficiencia personal y
penetra en lo sobrenatural, en el dominio de la gracia. "Sin mí, no
podéis hacer nada" (Jn 15,5). La convicción profunda de que Él llama,

El mundo está sediento de felicidad y de paz

¡Qué
amor tan grande ha tenido Dios con usted! Le ha llamado para ser su
apóstol, descubriendo a este mundo pagano de hoy y sediento de
felicidad y de paz el misterio olvidado de Dios. Hoy es necesaria una
recristianización, volver a presentar el mensaje de Cristo y la fuerza
de su gracia con la misma pasión y con la misma sinceridad con que un
día la ofreció Él. Y para esta misión hacen falta apóstoles locos por
Jesucristo, compenetrados totalmente con sus sentimientos y criterios,

La guillotina de santos

El
respeto humano es una guillotina de santos. Se mete en todas las obras
y con tanta astucia, que sin una revisión detenida sobre nuestros
motivos de obrar y sobre los deseos que inspiran nuestras obras, no
podemos advertirlo, existiendo quizás en el fondo. Es tan sutil este
vicio, que se mete en nuestras obras en cada momento, nos hace buscar
el aplauso de los hombres, nos hace trabajar buscando la complacencia
de un superior y a veces de alguna persona cualquiera que ni siquiera
nos interesa. Nos hace sufrir, fatigarnos, practicar el deber con

Fuerza apostólica al servicio de la Iglesia

Si el Regnum Christi sólo tiene razón de ser como fuerza apostólica al servicio de la Iglesia, su espiritualidad tiene que estar fuertemente marcada por esta orientación. Esta espiritualidad por el Reino se manifiesta en el celo por la salvación de los hombres y en el dinamismo apostólico. Da lugar al espíritu de sacrificio, a la disponibilidad generosa, al espíritu emprendedor y batallador. Esta espiritualidad brota, como de su fuente, de una fe madura, de un verdadero amor a Cristo y de un sentir como propia la gran misión encomendada por Cristo a la Iglesia.