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Vivir de cara a Dios

Con qué distinto espíritu vivirán su vida, con qué gozo espiritual en medio
del dolor, con qué seguridad y serenidad en medio de las dificultades,
si viven con ese sentido batallador y exigente de entrega total a
Cristo, de coherencia plena entre las ideas y la vida, entre lo
prometido y su cumplimiento, de conquista personal y de otros para
Cristo! ¡Con qué sentido e interés apostólico vivirán, aprovechando
todos los medios posibles, para prepararse organizadamente, para
sobreponerse al ambiente y ser hombres de personalidad distinta, de
iniciativa apostólica, y esto en todos los momentos, prescindiendo de
si el ambiente es propicio o no, de si los otros lo hacen o no, porque
su compromiso no es con los demás, sino con Dios, y hay que realizar
sus designios de cara a Él y lo que Él nos pide en el Movimiento.