¡Qué
amor tan grande ha tenido Dios con usted! Le ha llamado para ser su
apóstol, descubriendo a este mundo pagano de hoy y sediento de
felicidad y de paz el misterio olvidado de Dios. Hoy es necesaria una
recristianización, volver a presentar el mensaje de Cristo y la fuerza
de su gracia con la misma pasión y con la misma sinceridad con que un
día la ofreció Él. Y para esta misión hacen falta apóstoles locos por
Jesucristo, compenetrados totalmente con sus sentimientos y criterios,
identificados con su propia vida y entregados infatigablemente, hasta
gastar la vida, a dar y formar a Cristo en las almas.