Cuando la víctima vence al verdugo
Cuando la víctima vence al verdugo
Necesitamos recordarlo una y otra vez. No existe ni puede existir ningún aborto inducido que sea legal.
Porque la ley, si es verdadera ley, no puede permitir un crimen. Porque la ley deja de ser ley cuando viola los derechos humanos fundamentales. Porque una injusticia nunca dejará de serlo por más que esté sostenida por normas, decretos, votaciones parlamentarias, plebiscitos populares.
El jueves 17 de enero de 2008 el Papa Benedicto XVI tenía una importante cita cultural: dirigir sus palabras en el acto de inauguración del año académico de la Universidad de Roma “La Sapienza”.
Pero la cita fue cancelada. Un clima de hostilidad y de intolerancia, originado por la actitud negativa de algunos profesores y alumnos, llevó a tomar esta sufrida decisión.
Son ojos que penetran hasta lo más profundo del alma. Ojos de niños enflaquecidos, ansiosos de algo que no saben expresar. Ojos de ancianos abandonados en medio de la pobreza más absoluta. Ojos de madres que quisieran hacer algo por el hijo que se apaga entre sus brazos. Ojos de médicos que se sienten impotentes ante catástrofes que afectan a miles de inocentes de todas las edades.
Para algunos promotores de opinión, hay que excluir en las leyes y en los laboratorios cualquier criterio ético que tenga sabor a cristiano. Nos dicen que vivimos en una sociedad pluralista, por lo que la religión no debería tener ninguna palabra a la hora de discutir normas que ayuden a regular la vida pública, pues hay muchas personas que no tienen ninguna fe.
Leemos en la “Ilíada”: “Cuando dos caminan juntos, cada uno provee al bien del otro”.
Dos juntos... Así de sencillo y así de difícil, pues caminar juntos significa encontrar el mismo ritmo, la misma velocidad, una meta común, un afecto para seguir adelante. Dos juntos, con sueños y con temores, con un pedazo de pan y un poco de agua, bajo el mismo sol, sobre el mismo suelo, entre el polvo y las ramas, hacia una meta común.
¿Cómo medir el grado de felicidad, de dicha, de plenitud, de una vida humana?
Entre los griegos se decía que nadie puede ser llamado feliz mientras viva, pues todo puede cambiar de repente, en cualquier momento. Cada vida está rodeada de un misterio, de una indeterminación que pone siempre en peligro cualquier felicidad conquistada en esta tierra.
Durante la Reforma protestante, en el siglo XVI, hubo pueblos enteros que dejaron la Iglesia católica para pasar a las nuevas ideas. En un pequeño pueblo de Suiza, que se había hecho por entero protestante, quedó aislada una señora anciana, porque conservó su fe en el Papa, en el valor de las oraciones y del rosario, en la fe de los católicos. Pasaban los años, y cada vez la pobre anciana recibía más y más presiones para que dejase sus ideas y se uniese a los protestantes.
Pese a su pequeña estatura, el cardenal Cañizares está dando la talla sobradamente en todas sus actuaciones. En los ambientes y sectores en que interviene: el religioso, el político, el popular, el diplomático y hasta el patriótico, se está destacando como un líder eclesial indiscutible del pueblo católico español, junto con Rouco y monseñor Carlos Amigo. Tres preeminentes figuras de la Iglesia española, que son obligada referencia para la generalidad de los fieles en la maltratada España actual.