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Cuando dos caminan juntos

 

Leemos en la “Ilíada”: “Cuando dos caminan juntos, cada uno provee al bien del otro”.

Dos juntos... Así de sencillo y así de difícil, pues caminar juntos significa encontrar el mismo ritmo, la misma velocidad, una meta común, un afecto para seguir adelante. Dos juntos, con sueños y con temores, con un pedazo de pan y un poco de agua, bajo el mismo sol, sobre el mismo suelo, entre el polvo y las ramas, hacia una meta común.

Dos juntos. Puede ser que haya problemas, que pese en cansancio, que discutan a la llegada de un cruce de caminos sobre cuál dirección lleva al lugar de destino. Quizá uno dice “por aquí”. El otro piensa “por allá”. Si hay buena voluntad, si hay algo más que ayuda mutua, uno cederá, o los dos juntos decidirán no separarse. Porque es más importante el amor que une que el encerrarse en una opinión provisional y pasajera. Porque juntos los dos son grandes, alegres, serenos, decididos.

Dos juntos. Quizá sin la libertad del egoísta, pero con la dicha del encuentro. Quizá sin tenerlo todo para uno solo, pero con el gozo de poder compartir lo poco o lo mucho que tengamos. Quizá sin tiempo para oír la música preferida, pero con todo el tiempo del camino para hablar y buscar, juntos, verdades que nos superan y nos invitan a metas infinitas.

Dos juntos. Contigo sé que estoy seguro. Conmigo espero que te sientas más alegre, más consolado, con un poco de ayuda en las mil pruebas de la vida. Dos juntos para buscar cada uno el bien del otro y, sobre todo, para ser amigos. Que es uno de los dones más hermosos que pueden darse entre dos corazones humanos...