Adolescentes
Recuerdo que, allá por mis catorce años, además de sentirme incomprendido, tenía unas ansias enormes de gritarle al mundo que yo era yo, y por lo tanto, diferente a los demás; que tenía mis propios gustos, y podía andar por la calle sin que me pasara nada. A esa edad refería andar solo o salir con mis amigos, y aprender de ellos lo bueno, y también lo malo.