Amados por un Padre bueno
Amados por un Padre bueno
Dios es Dios. Porque es bueno, porque es todopoderoso, ha aceptado la aventura de que existan “otros”, que el mundo empiece a correr por los espacios, de que haya ángeles que pueden ser demonios, y hombres que puedan vivir de amor o vivir de odio.
Dios no es envidioso. No guarda para sí el tesoro de su existencia divina, de su perfección, de su amor. Dios entrega y da sin medida. Es Amor, es donación (cf. 1Jn 4, 1-8).