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Buen Samaritano del tercer milenio

Contra lo que a veces pudiera parecer, la historia está plagada de “buenos samaritanos”, la mayor parte de ellos anónimos. Según la conocida parábola del Señor, se llama “buen samaritano” a aquella persona que procura hacer el bien desinteresadamente, particularmente si le supone un sacrificio especial hacerlo, o de alguna manera se excede en su realización. Si además no llama a las cámaras para levantar acta del hecho, o no pide nada a cambio, estamos delante de un auténtico “buen samaritano”.

El “milagro” de Ryan - Los sueños se contagian

Cuando se tiene un deseo noble y no se desiste, es capaz de que muchos se “contagien” y lo sigan, consiguiendo que se lleve a cabo, a pesar de las dificultades.

La historia reciente de un niño llamado Ryan puede abrir nuestros horizontes para ser más generosos. El mismo niño describió al fenómeno de contagiar como el “Ripple Effect”, “Efecto Onda”, debido a su propagación.

Los Patos hacen bulla. La historia de Willy Walamo

Hay quien dice que sólo presta un buen servicio quien se decide seriamente a darlo. A un hombre llamado Harvey, le sucedió una historia con un taxista que prueba este principio.

Harvey estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto, cuando un taxista se acercó, salió del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi a Harvey. Lo primero que Harvey notó fue que el carro estaba limpio, y el taxista muy bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados.

Acercar a la gente a Dios

El Concilio Vaticano II es el concilio de nuestro tiempo y uno de los más importantes de nuestra historia. Es convocado por el Papa Juan XXIII. Cuando a Juan XXIII le preguntaron: ¿Por qué hacer un concilio? Su respuesta fue profética:

—“Porque necesitamos abrir una ventana. Necesitamos aire fresco”.

 

No se trataba de sancionar doctrinas o condenar errores. Se trataba de una renovación de la vida de la Iglesia, de tener un diálogo con el mundo. No se trataba de hacer diagnósticos deprimentes sino de dar remedios alentadores y mensajes de esperanza.

Vértigo y Éxtasis

En la vida podemos seguir dos procesos: el proceso de “éxtasis” y el de “vértigo”. Son dos formas opuestas de comportarnos: Una que nos construye como personas y otra que nos destruye; una que nos lleva a la felicidad, y otra que nos hunde en la desesperación; una inspirada en una actitud de generosidad y otra basada en el egoísmo.

Para vencer a Satanás

El odio que el demonio mantiene hacia Dios y hacia la creatura humana lo explican la soberbia y los celos. En efecto, cuando Luzbel, el ángel más hermoso, observó cuánta dedicación y amor depositaba Dios en la creación de un nuevo ser viviente, luego de haber creado los animales, se sintió atacado por los celos y experimentó por primera vez ese sentimiento que es la envidia y que se deriva en tristeza o en dolor por el bien del otro. Ahora, se percató el ángel, había otra creatura a la que el Creador amaba.

El sentido del esfuerzo

Me gustó la anécdota que leí, de un niño que encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar: la mariposa luchaba por abrirlo más grande y poder salir... forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero. Parecía que se había atascado. El niño quiso ayudar con unas tijeras, y por fin la mariposa pudo salir de aquella cárcel que le aprisionaba. Tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.