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Cuaresma

Exhortación a la oración común en tiempos de violencia e inseguridad

Mensaje de Cuaresma de Mons. Ramón Calderón Batres, Obispo de Linares 

Nada de lo humano me es ajeno, decía un autor latino de la antigüedad. La fe nos enseña que nadie más que Cristo puede aplicarse esta sentencia en toda su extensión, pues Él ha padecido en todo semejante a los hombres, menos en el pecado, para ser el Sumo Sacerdote compasivo que nos convenía (cf. Hb 4,15). 

Cuaresma ¿Un cristianismo sin cruz?

Se ha iniciado la Cuaresma, un tiempo en que la Iglesia hace un llamado a la conversión personal y a una reconciliación con Dios y con el prójimo.

 ¿Pero, por dónde empezar? El Papa Benedicto XVI nos invita, en primer lugar, a tener una mayor sensibilidad por las necesidades de los demás, en un servicio desinteresado por ayudar. Es una buena ocasión para hacer examen y revisar: ¿qué tan generoso soy con la limosna que doy en la iglesia, al pobre o al necesitado? 

¿Qué más en esta Cuaresma 2010?

Los primeros cristianos fueron unos afortunados. ¡Qué “envidia santa” les tenemos! Son aquellos que conocieron y trataron personalmente a Cristo. O bien los que creyeron en él por el testimonio directo de Pedro o algún otro de los Doce Apóstoles o lo entrevieron a través de los múltiples discípulos del Señor que evangelizaron Palestina, Siria y llegaron hasta Roma... Muchos de ellos fueron discípulos directos de Pablo de Tarso. Pedro y Pablo cimentaron con su martirio la fe de los cristianos en la Roma imperial, hoy corazón de la Cristiandad.

La Cuaresma del Papa

Como un penitente más, el Pontífice participó en la ceremonia de las cenizas, que le fueron impuestas en la basílica de Santa Sabina, de Roma, por el cardenal eslovaco Jozef Tomko, Prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Después, el mismo Papa las impuso a numerosos cardenales. 

Cuaresma: conversión y la justicia de Dios

Con el miércoles y la imposición de la ceniza, comienza la Cuaresma. Tiempo especialmente dedicado a ocuparnos de la vida del espíritu, a intensificar nuestra oración y contemplación, a la lectura más asidua de la Sagrada Escritura, a prepararnos a celebrar con toda solemnidad, en la próxima Semana Santa, los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Tiempo propicio para seguir más de cerca a nuestro Señor y Maestro, llevando una vida religiosa, sobria, y de servicio más generoso a nuestros hermanos más necesitados.