Lo que no te había contado
Siempre tenemos una inquietud, que es ¿cómo ser felices? Hay grandes pensadores y personajes que nos dicen qué piensan de la felicidad. León Tolstoi escribió sabiamente: "El secreto de la felicidad no está en hacer lo que se quiere sino en querer lo que se hace".
El hombre es desdichado porque no sabe que es feliz. San Agustín escribió: Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado".
Al hombre le gustaría haber nacido y vivido de otra manera y así, se lastima. Le gustaría alcanzar una estrella con sus manos, pero es imposible. El ser humano es aurora y campana, arquitectura que -para ser catedral-, sólo necesita de comprensión y acogida, de benevolencia y cariño con tu destino.
El poeta Amado Nervo, después de reflexionar sobre la felicidad, escribió: "El alma es un vaso que sólo se llena con eternidad".
No vamos a vivir más que una sola vez, no podemos darnos el lujo de despilfarrar tan bella oportunidad. Llénate de armonía y el mundo se llenará de armonía. La existencia es una fiesta y vivir un privilegio que Dios otorga. Tenemos una planta que cuidar diariamente con especial cuidado y mimo: la alegría. Cuando esta planta inunde nuestra casa con su fragancia, todos sonreirán. Tomemos serena y sabiamente -en las manos- la realidad.
No podemos comprar con dinero ni la salud, ni el amor verdadero, ni la ausencia de dificultades. Luchar contra lo inevitable no tiene sentido: la enfermedad y las dificultades vendrán igual. La única postura realista es aceptar con lo que venga. Y "gustar" de las muchas cosas buenas que la vida.
El Maestro Eckhart escribió: "Si le dieses gracias a Dios por todas las alegrías que Él te da, ya no te quedaría tiempo para quejarte." (s. XIII-XIV). Sé feliz porque son muchos los que esperan participar de nuestra lumbre, contagiarse de nuestra alegría.
Lo que no te había dicho es lo que escribió Mario Saad, sobre una “entrevista” a Dios de sólo dos preguntas:
1ª Señor, ¿que es lo que más te sorprende de los hombres? Dios le contestó:
- Que se aburren de ser niños apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser niños.
- Que primero pierden la salud para hacer dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud.
- Que por pensar en el futuro descuidan la hora actual con lo que no viven ni el presente ni el futuro.
2ª Señor, ¿qué es lo que pedirías a tus hijos?
- Que aprendan que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas sino a quién tienen.
- Que aprendan que rico no es el que más tiene sino el que menos necesita.
- Que aprendan que bastan unos pocos segundos para producir heridas en las personas que amamos y que pueden tardar muchos años en ser sanadas.
- Que aprendan que los amigos de verdad son escasos.
- Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.
- Que aprendan que de lo que siembran, cosechan.
- Que aprendan que Dios los ama pesar de sus conductas.
Y que lo más lejos que pueden estar de mí es la distancia de una simple oración...
Lo que no te había contado es que Dios nos dice a todos: No te importe que las personas sean ricas o pobres, inocentes o pecadores, que sean jóvenes o ancianos, hombres o mujeres, pequeños en amor o grandes, que vayan primero al Purgatorio y luego al Paraíso o que Yo las recoja de la tierra y los transplante directamente a Mi jardín... Que nada de eso te importe. Lo esencial es amarles, porque Yo quiero abrazarlos con el abrazo puro y perfecto del Amor (cfr. Cruzada de amor y misericordia).
San Josemaría Escrivá escribe en Surco: “Tu felicidad en la tierra se identifica con tu fidelidad a la fe, a la pureza y al camino que el Señor te ha marcado”. (Surco, n. 84). “Si cortas de raíz cualquier asomo de envidia, y si te gozas sinceramente con los éxitos de los demás, no perderás la alegría”. (Surco, n. 93).
La gran Teresa de Calcuta reflexiona también sobre este tema: “La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz”.
El escritor Alejandro Casona alienta: “Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió".
En el siglo XVI, Baltasar Gracían destacó por su ingenio. Escribió una frase que hace pensar: "Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene". Y el piloto y literato francés, Antoine de Saint-Exupery, decía: "El amor es lo único que crece cuando se reparte".
Lo que no te había contado es que las virtudes que dan alegría a las obras no son las humanas sino la fe, la esperanza y la caridad.