Atrapados en lo urgente, olvidamos lo importante
Con la recuperación de su libertad de movimiento, el ingeniero Jorge Hank Rhon, volvió a la rutina, a la vida normal de los negocios y la administración de su abundante riqueza; a las excentricidades de las que ha hecho fama y al relato frecuente, a sus cercanos, de cómo la autoridad lo aprendió, lo culpó y luego le pidió perdón.
"Usted disculpe" le dirían y él, hijo del profesor Carlos Hank González, empezó a curarse las heridas y daños morales que le produjo su estancia en la cárcel.