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Oración Benedicto XVI en el muro de las lamentaciones

La oración Benedicto XVI en el muro de las lamentaciones 
 
Dios de todos los tiempos,
en mi visita a Jerusalén, la Ciudad de la Paz,
morada espiritual para hebreos, cristianos y musulmanes,
llevo ante Ti los gozos, las esperanzas y las aspiraciones,
las angustias, los sufrimientos y las penas de todo Tu pueblo disperso por el mundo.
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,
escucha el grito de los afligidos, de los que tienen miedo, de los desesperados,
manda tu Paz sobre esta Tierra Santa, sobre Medio Oriente,

Lo que no te había contado

Lo que no te había contado

 

Siempre tenemos una inquietud, que es ¿cómo ser felices? Hay grandes pensadores y personajes que nos dicen qué piensan de la felicidad. León Tolstoi escribió sabiamente: "El secreto de la felicidad no está en hacer lo que se quiere sino en querer lo que se hace".

El hombre es desdichado porque no sabe que es feliz. San Agustín escribió: Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado".

Finura en el trato

Finura en el trato

La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia en una familia o en un grupo de amigos. Se trata de apreciar a los demás, sin miedo a querer, pero sin familiaridades.

Se trata de un “esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia. Contra el trato fino va la brusquedad, ese modo áspero y desapacible de comportarse que nada tiene que ver con la fortaleza en el trato.

Niños Peter Pan

Adultos que se niegan a asumir responsabilidades adultas... y madres y mujeres sobreprotectoras, Wendies que no les dejan crecer.

Peter Pan vive en el país de Nunca Jamás. Allí el tiempo no pasa, y sólo los niños pueden entrar. Un país en donde todo es apariencia de felicidad, no caben las preocupaciones, ni hay nada de qué responsabilizarse.

La verdad del amor

La verdad del amor está en la unidad. Estoy unido a lo que amo. Amar es formar uno con el amado. Esto implica sacrificio, pero este sacrificio no es vivido como tal, pues todo lo que se ama es también de uno mismo.

La web abandonada

Era marzo.  Entré a visitar aquella página web.  La portada, muy atractiva.  El mapa del sitio, muy lógico.  Un lapicito simpático aparecía y desaparecía en la esquina superior derecha.  En un golpe de ojo te quedaba claro qué era aquella organización, cuál era su visión y cuál su misión.  Seguí navegando.  Me topé con un anuncio: “¡Ayúdanos a ayudar, adquiere ya nuestras tarjetas navideñas”.

 

Extraña forma de divertirme

Viernes por la tarde. El móvil suena una y otra vez: ¿Voy a ir? ¿Cómo nos vamos? ¿Dónde nos vemos? ¿Invitamos a Fulano? ¿Pasas por mí? Después de 2 horas de llamadas para ponernos de acuerdo, al fin concertamos a las 10:00 pm en “X” “antro”.

En casa viene, al menos en los que no somos tan independientes, el problema del permiso, el dinero, el coche, la hora de llegada, el estira y afloja para conseguir media hora más… y una suma de dinero más alta de la que salió de la cartera de papá la semana pasada.

Solidaridad mexicana

“La actual crisis financiera en Estados Unidos, es una tragedia de enormes dimensiones.  Sin embargo, en México, somos un pueblo solidario y los miembros de cada familia se ayudan entre sí”.

La frase anterior que leí esta semana por el internet,  no he dejado de pensarla.

¡Cuánta razón tiene el que la escribió!

El regalo

El desencadenante fue un gallo. Un gallo tallado en madera y pintado con alegres colores. Formaba parte de los muchos objetos que aquellos feligreses habían regalado para la tómbola de la parroquia que todos los años se celebra en el mes de mayo, no sólo con el fin de conseguir algunos fondos para proyectos de caridad sino con el de que los parroquianos limpien sus casas de las fruslerías que han ido acumulando a lo largo del tiempo.