La campiña
La campiña
Siento la campiña como una madre.
Me siento tan a gusto en el regazo de sus campos.
Tras la loma vecina, se asoma un sol de fiesta,
pero sencillo, para decirme:
-“Aquí estoy para besar la tierra de nuevo,
el río, y las mejillas de los hombres.”
Gracias, buen sol, que siempre estás ahí
en una cita de calor y de alegría.
Cuando tú llegas, todo cambia:
se iluminan las cosas
y las almas de los hombres.