El día que me rinda
Estoy herido en las alas
y no puedo volar.
Esfuerzos hago, trato de levantar el vuelo,
pero todo se reduce a saltos, a brincos,
que terminan de bruces en el suelo.
Claro que no me resigno:
Todos los días comienzo,
todos los días emprendo de nuevo la lucha
por los grandes ideales
y vuelvo a empezar.
Esto importa mucho.
Porque el día que me rinda,
habré muerto.
Dejar de luchar equivale a morir.