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Padre Sergio G. Román

La unidad

“Vivían unidos y todo lo tenían en común...” (Hch 2, 44)

Cuando queremos vivir como auténticos discípulos de Jesús volvemos los ojos hacia los primeros cristianos, ya sea en los Evangelios o en los Hechos de los Apóstoles. Su ejemplo nos alienta aunque a veces parece sobrepasar nuestra realidad. A mí me tocó vivir un episodio que parecería sacado de los Hechos de los Apóstoles en un pueblo al sur de la ciudad de México.

La confianza

"La representante de manzana"

Los vecinos de aquella colonia de clase media eran sumamente herméticos y celosos de su privacidad. Se saludaban por cortesía cuando coincidían en el momento de guardar sus autos y nada más. Fue un triunfo reunirlos para escoger a una representante de la manzana que los ayudara a obtener de las autoridades la mejoría de los deficientes servicios.

La amabilidad

“Los policías son mis amigos”

Ya anciana, mi madre seguía siendo una mujer muy activa que no se dejaba vencer por el peso de los años. En cierta ocasión regresaba a su casa desde el mercado con una gran bolsa de mandado, cuando un policía la observó y decidió ayudarla. El gendarme tomó la pesada carga y acompañó a mi madre hasta la puerta de su hogar. Desde entonces, proclamaba con orgullo que los policías eran sus amigos y los trataba con maternal cariño.

¿Qué es la amabilidad?

El pudor

Los lagartijos

Cuando la calle de Madero de la ciudad de México se llamaba todavía “Plateros”, a finales del S. XIX, los “niños bien” de aquel entonces acostumbraban pasar el día viendo caminar a las muchachas y tomando el sol, por lo que les decían “los lagartijos”. Les encantaba que lloviera porque entonces las jóvenes damitas, vestidas a la moda de entonces, con largas faldas, tenían que recogerse levemente el vestido y les permitían ver ¡los tobillos calzados con púdicos botines!

Ciento y pico de años después

La obediencia

El juicio de Nuremberg

Cuando terminó la II Guerra Mundial, la ONU estableció en 1946 un tribunal, en la ciudad alemana de Nuremberg, para juzgar los crímenes de guerra de los dirigentes nazis que no lograron escapar para ocultarse en otros países. ¿De qué los acusaban? ¡De genocidio!

Saber escuchar

“Te pago tu tiempo”

La recepcionista del elegante consultorio hizo pasar a la pequeña paciente y la presentó:

- Doctor, aquí tiene una paciente muy especial.

El doctor vio con ojos de asombro a la niña y luego se fijó en la sonrisa cómplice de la recepcionista.

- ¿Qué haces aquí?, no tengo tiempo para atenderte, estoy trabajando-, le dijo el sabio médico a la niña, un poco molesto.

- Papá, yo pagué tu tiempo, junté lo que me das para el colegio para que me escuches porque en casa siempre dices que estás muy cansado.

La abnegación

Honra a tu padre y a tu madre

La vejez es una bendición de Dios, pero qué difícil es ser viejo. El cuerpo se desgasta día a día y las enfermedades agravan el paso natural del tiempo, de tal modo que se llega a ser prácticamente un inválido, dependiente de los demás en todo.

¡Pobres de los que no tuvieron hijos y de los que no supieron educarlos en el amor! Su triste destino será el acogerse a la caridad pública en la que se sirve por un sueldo y por obligación.