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Padre Fintan Kelly L.C.

Jesús usa las cosas con toda libertad

“Es desconcertante y avasallador -casi supera nuestra capacidad de sorpresa- contemplar a Dios hecho Niño, acompañado de María y de José, rodeado de unos animales y metido en una cueva excavada en la montaña, en una noche fría de invierno. El que hizo el universo, el que abrió los labios y fue obedecido en todo, el que dio a los demás la existencia, el que pudo escoger su forma de nacimiento, ahí está pobre, rodeado de pobreza, gozoso en la pobreza de sus padres.”

Jesús, fiel a la voluntad de su Padre

Y, ¿cuál fue el objeto de la fidelidad de Jesucristo? Compendiándolo todo en una sola palabra, diríamos que fue fiel a su misión. Analizando esta misión de Jesucristo, encontramos implicados en ella, primeramente a su Padre, como voluntad suprema y trascendente que se impone. Toda la vida de Cristo gravita en torno a esta voluntad, se siente amorosamente perseguido y urgido y determinado por ella. Nada ama más Jesucristo y el evangelista que dar constancia de la presencia de esta voluntad en la vida de Jesucristo y de su cumplimiento minucioso.

Jesús, el comunicólogo por excelencia

Jesús, el comunicólogo por excelencia.

“A Cristo todas las realidades materiales le hablan de Dios, todo es una oportunidad para anunciar el mensaje de Dios, esa rica realidad, vivida, contemplada tantas veces en esos largos ratos de meditación y diálogo con el Padre Celestial: el agua, el vino, una piedra, los campos de labranza, el cielo, el sol, la vida, la higuera, la semilla, la tempestad.

Es humilde, pero conoce su propia dignidad

“Nadie como Él de íntegro: no han encontrado nada de qué acusarle y han

tenido que inventar. Nadie como Él de fuerte: Getsemaní, la traición, la

noche, los azotes, la cruz. Nadie como Él de digno: `A quién buscáis...?´.

`Si he obrado mal, dímelo; y, si bien, ¿por qué me hieres?´ `Y Jesús

callaba´. Aun humanamente, no podríamos haber elegido un jefe mejor.”Esta combinación de humildad y dignidad no es fácil de encontrar entre los

Él tiene la obediencia de un hijo.

Contemplar Belén como misterio de obediencia. El autor de la carta a los Hebreos pone en labios de Cristo, al momento de su encarnación, esas palabras que debieron conmover el corazón del Padre: Heme aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad’. Y así fue: por obediencia María tuvo que emprender aquel penoso viaje de Nazaret a Belén, por obediencia no hubo para ellos lugar en el mesón, por obediencia la atmósfera de Belén fue la humildad y la pobreza.

El Niño Jesús en el Templo

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.