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Padre Alejandro Cortés González-Báez

¡Cuero!

Para muchos el mejor elogio que se les puede hacer es que los llamen ¡cuero! (Nota: En México se utiliza esta expresión para designar a una persona que tiene un hermoso cuerpo y, en algunos casos, también una bonita cara; es decir paquete completo de hermosura). Exagerar en la preocupación por la belleza física puede llevarnos al olvido o depreciación del alma.

¡Su atención, por favor!

¡ Su atención, por favor !

Hace algunos años fueron de compras mi madre y mi hermana al centro de la ciudad. Como de costumbre, las llevó el chofer (del autobús) y todo marchaba bien hasta que se bajaron, mejor dicho hasta que se bajó mi mamá, pues cuando lo hizo mi hermana que iba detrás de ella, se tropezó y fue a dar al suelo con toda su humanidad. El golpe no fue de graves consecuencias, pero sí doloroso y vergonzante, amén de desconcertante por inesperado; de forma tal que, la pobre se quedó sin habla.

...Y fueron felices

En otro artículo mencionaba la necesidad de ser más propositivos, así que: en este bello o hermoso día, (no es necesario ser cursi para ser propositivo ¿verdad? por lo cual pueden ustedes suprimir eso de “en este bello o hermoso día”. Gracias). Pues como iba diciendo antes de interrumpirme, quiero aprovechar este espacio para proponer algo positivo.

¿Usted le dispararía?

Supongamos que a Usted y a mí nos invitan de cacería a un rancho donde abundan los jabalíes. Pero al llegar, el mayordomo nos advierte que el día anterior llegaron otros seis cazadores, por lo cual nos sugiere ser muy precavidos. Así las cosas, nos adentramos en ese lugar, y después de un buen tiempo, descubrimos un matorral en el que se mueve “algo”, lo cual nos hace suponer que ahí se esconde un estupendo jabalí; pero como el arbusto es muy tupido, no nos permite estar seguros.

¿Tolerar la intolerancia?

La tolerancia es la virtud por la cual se permite algo ilícito sin aprobarlo abiertamente y esto se hace para proteger bienes -como el de la paz- o evitar un mal mayor. Así pues, se tolera lo que está mal; en cambio lo que está bien no se tolera, se respeta. No cabe tolerancia hacia la virtud; hacia el bien; hacia la verdad. Lo malo se puede soportar; lo bueno debe aceptarse e, incluso, hasta puede ser amado.

¿Simples hombres o auténticos señores?

Frecuentemente mantengo charlas con personas quienes me plantean problemas de diversas envergaduras. Claro está que, como sacerdote, los temas que puedo escuchar para dar un consejo -que no orden, por supuesto- son muy variados. Dichos asuntos pueden recorrer sendas como las dudas sobre verdades de fe, la moralidad de algunas acciones, la honestidad en asuntos profesionales, así como problemas familiares, de amistad, de noviazgo, y muchos más.

¿Se justifica la tortura?

Desde que se pusieron de moda los derechos humanos, es mucho lo que se ha escrito y hablado sobre la tortura. Es famoso el chiste de aquel concurso de agencias policíacas en el que se les pidió a agentes del FBI, la KGB y la Judicial que atraparan vivo un conejo en un bosque. Claro está que el equipo ganador sería el que lo consiguiera en menos tiempo. Los norteamericanos tardaron una hora, los rusos cincuenta minutos y los mexicanos regresaron a la media hora con un elefante severamente golpeado que llegó diciendo: “les juro por mi madre que soy conejito”.