Padre Alejandro Cortés González-Báez
Respetable Sr. Presidente:
Esta es la segunda vez que me dirijo a Usted desde mi trinchera en las páginas de opinión. La primera fue el 1º de julio del año 2000, cuando le escribí al futuro mandatario de México, sin saber quién ganaría las elecciones.
Hace tiempo asistí a una reunión con algunos letrados, de esos que leen y escriben de todo. Gente de diversos calibres y matices intelectuales e ideológicos; sin embargo, el común denominador era la falta de fe en asuntos de carácter sobrenatural. Aquella no era una merienda de negros sino más bien una cena en la que había varios agnósticos, ateos y descreídos. Con mi atuendo negro y mi alzacuellos, que denotaban claramente mi condición de sacerdote, me acordé del refrán que dice que: En la nieve, el negro es un blanco perfecto.
Cuando la gente se casa se supone que es por amor; lógicamente con sus más y sus menos. Sin embargo, con cierta frecuencia nos encontramos parejas de las que se podría decir que se comieron el amor en el primer año de matrimonio. ¿Qué pues con ellos? No se entiende.
Religión atractiva pero inquietante
Tony Anatrella, psicoanalista y especialista en psiquiatría social, en un interesante estudio ha sabido descifrar los motivos del comportamiento de los jóvenes. Sin embargo, considero que, quizás sin pretenderlo, nos da también la clave para entender la actitud de muchos adultos y, en especial, en lo tocante a su relación con la religión.
¿Se ha percatado usted de que las dos acciones encaminadas a mantener al género humano sobre la tierra -alimentación y generación- producen placer? Soy de la opinión de que el Creador lo quiso así pues de lo contrario habría quienes, por el trabajo que supone preparar los alimentos y comerlos, y por las responsabilidades que supone el tener hijos, ni comerían, ni procrearan.
Razones para ser ateo
Antes de exponer lo que diré, les advierto a quienes no estén familiarizados con la Filosofía, que los primeros párrafos de este artículo les podrán resultar pesados, pero, si me tienen un poco de paciencia, espero que más adelante, estas ideas terminen como sucede después de una noche oscura, dando luz sobre un tema de vital importancia.
Indiscutiblemente el asunto de tener, o no tener fe, es algo absolutamente personal pues en este negocio nadie nos puede obligar. Sin embargo, esto no significa que sea asunto puramente individual pues la fe la da Dios y somos cada uno de nosotros quienes la aceptamos o la rechazamos. De forma que es Él quien da, porque le da la gana y yo quien recibe libremente. Ahora bien, la fe puede tener como objeto a uno o varios dioses, pueden ser indeterminados, genéricos...
Comida en casa de unos amigos. Un pequeño de cuatro años frente a la televisión. En la pantalla: figuras de híbridos humano-animales con gestos de coraje. Sonidos extraños, rugidos y rayos fulminantes que salen de poderosas armas. Lenguaje amenazante. Las figuras se transforman, crecen, vuelan, desaparecen, se electrizan, mueren y reviven sin mayor explicación. El pequeño no se mueve, absorto por lo que tiene enfrente. No queda claro hasta dónde un personaje es bueno, malo, o simplemente un guerrero que sabe matar.