Padre Alejandro Cortés González-Báez
Con motivo de mi último artículo, me escribió un lector quien disiente sobre algunas afirmaciones. Lo cual nos ha llevado a intercambiar opiniones interesantes. Selecciono aquí algunos puntos.
-El lector firma sin anotar las siglas de su título universitario, pues dice: Creo que el capital y el valor de una persona está en su nombre y no en un título.
“Había unos pastores por aquellos contornos, que dormían al raso y vigilaban por turno su rebaño durante la noche. De improviso un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de luz y se llenaron de un gran temor. El ángel les dijo: No teman, pues vengo a anunciarles una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre”. (San Lucas 1, 9-13).
Hace años en Australia se decidieron a criar conejos provocando con ello un enorme desorden ecológico, pues éstos llegaron a convertirse en una grave amenaza para la ganadería vacuna, ya que las dos especies necesitaban el mismo alimento. Para someter esta plaga llevaron perros de cacería, pero estos animales salieron del control de los ganaderos, y terminaron siendo temibles jaurías de animales salvajes. Esto no es más que uno de tantos ejemplos donde aparece con claridad hasta donde pueden llevar el descuido de las leyes ecológicas.
¿Se ha planteado usted dónde está la verdadera felicidad? Sobre ello se ha escrito mucho pero por derroteros muy distintos. Todos andamos en busca de la felicidad, pero pocos son quienes pueden decir con verdad que la han conseguido, entre otras cosas, por que con frecuencia se le confunde con la consecución de las metas, antojos y caprichos personales. Se busca ser feliz a base de dinero, amor, poder, fama, comodidad, placer o bienestar físico. Elementos compatibles en sí, si se saben poner en su sitio.
Escuela Navidad“En aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto, para que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento fue hecho cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse, cada uno a su ciudad. José, como era de la casa y familia de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta”.
Allá por los años 70’s apareció un famoso juguete -disco de plástico- llamado “frisbee”. Pues bien, de aquellos tiempos tengo bien grabada en mi memoria la imagen de un amigo, quien jugando con otro que le lanzó el plato al ras del suelo, lo obligó a correr hacia él agachándose tanto, que se pisó la mano y se fracturó la muñeca. Aquello me resultaba absurdo: ¿Cómo puede alguien pisarse su propia mano mientras corre? Pero ante las evidencias no caben los argumentos; sencillamente así fue.
Está claro que, entre los editorialistas de los diversos “mass media” en el mundo entero, podemos encontrar desde las grandes plumas de ángeles, querubines y serafines, hasta plumas de las muy revolcadas urracas tercermundistas. Hay escritores que han ganado fama por sus grandes aportaciones a la literatura y a las causas nobles, como también aquellos que son conocidos por destrozar todo lo que tocan: instituciones, programas, proyectos, administraciones, partidos políticos, personas comunes y personajes de la vida pública, artística y deportiva.
Para algunos la cuaresma marca el fin de su carnaval; para otros es tiempo de pescado, mariscos, y tantas recetas más de abolengo popular. Aunque su verdadero sentido seguirá siendo el de siempre: acompañar a Jesús de Nazaret, con amor y penitencia, recordando su prolongado ayuno en el desierto; así como preparación para la semana santa, en la cual recordamos su ofrecimiento por nosotros como víctima inocente muriendo en la cruz.
La semana pasada, después de leer mi artículo: “cuando me muera” una señora se extrañó de que me hubiera puesto tan melancólico, y la verdad no sé por qué razón sigo con el mismo tema. Ustedes han de perdonar tanta melancolía. ¿Nunca se ha metido usted a “pasear” por un cementerio, panteón o camposanto? Yo o hago de vez en cuando y aprovecho para rezarle a los difuntos y curiosear en sus lápidas, pues a veces me sirve para recordar lo que será de mí en el futuro.
Basta echar un vistazo a la historia y reconocer cuál fue la verdadera causa de la caída del Imperio Romano: la degradación de su gente; pues una vez que consiguieron ser los dueños de Europa, Medio Oriente y el Norte de África, los altos mandos de las temibles Legiones Romanas fueron premiados con tierras, esclavos, riquezas y se dedicaron a disfrutar de todo ello en medio de una vida de placer y desenfreno consiguiendo, así, un resquebrajamiento moral y un debilitamiento humano que fue aprovechado por los pueblos nórdicos.