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Padre Fernando Pascual L.C.

El cielo en la tierra

El mundo se hace más luminoso, más bello, cuando vivimos según el querer de Dios. Porque al vivir según Dios traemos un “poco de cielo” a la tierra.

“La tierra llega a ser «cielo» si, y en cuanto que, en ella se realiza la voluntad de Dios”, escribe Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret”. Puesto que, recuerda el Papa, “la esencia del cielo consiste en ser una sola cosa con la voluntad de Dios, la unión entre voluntad y verdad”.

El Camino vino a nuestro encuentro

Perdidos. Quizá en un bosque, en los campos, o entre las calles de una gran ciudad. Perdidos. En medio de los ruidos, la música, las fiestas y la gente. Perdidos.

Una luz brilla en el horizonte, o encima del humo. Algo, alguien nos dice que la vida es algo más que inquietudes, placeres y fracasos. Algo, alguien, nos susurra que no nacimos para rellenar papeles, teclear ante una pantalla o ajustar clavos.

El cambio climático y la oración del campesino

El clima ha cambiado miles de veces a lo largo de la historia. También ha cambiado, y mucho, nuestro comportamiento ante las lluvias fuera de tiempo, el calor en un día de invierno o un frío extraño en el verano.

Antes los pueblos rezaban a Dios para pedirle que enviase la lluvia que no llegaba, que impidiese el frío que destruía las cosechas; o rezaban también para dar gracias a Dios por el sol que brilló tanto que la cosecha fue más abundante y más sabrosa que nunca.

El amor que mueve a todo el universo

En la canción “En mi Getsemaní” podemos cantar unos versos que expresan una idea central de la fe cristiana:

“No es en las palabras ni es en las promesas

donde la historia tiene su motor secreto.

Sólo es el amor en la cruz madurado,

el amor que mueve a todo el universo”.

La historia recoge un sinfín de acciones. Se escribe cada día. Se labra como algo imborrable. Se decide desde corazones libres, desde momentos de pasión y momentos de lucidez.

El anhelo de un encuentro

Pensamientos de un ateo imaginados por un creyente que quisiera tener la suficiente fe como para poder ayudar a su hermano que no cree.

“Me dijiste que tal vez alguien me busca, o que busco a alguno.

No tengo miedo a declarar mi falta de fe. Simplemente, no creo. No soy de ningún credo, ni tengo religión, ni sé rezar, ni suspiro por reencontrar a los muertos.

Domingo, día del Señor y día de la familia

Parece mentira, pero a pesar de tanto “tiempo libre” no tenemos casi tiempo para nada. Aumentan las necesidades, los planes, los compromisos, y cuando queremos tener un rato para el descanso en familia, resulta que no nos queda tiempo...

Debemos sentarnos, de vez en cuando, para reflexionar sobre lo que sea realmente importante en nuestras vidas. Entonces descubriremos, entre otras cosas, que resulta urgente rescatar el sentido del domingo, de un día dedicado a los demás, a nosotros mismos, a Dios.

Dos jilgueros y un nido

Dos jilgueros se dedican a construir, desde hace varios días, su nido. Vienen y van con pequeñas ramas y otros materiales para prepararlo con el confort que desean ofrecer a sus hijos. Pronto llegará el momento de la espera: pondrán los huevos y aguardarán a que nazcan, si nadie lo impide, esas crías que serán, en unas semanas, nuevos jilgueros, alegres pájaros entre los árboles de un parque de ciudad o de un bosque en medio de los campos.

Dios, un Padre vulnerable

Dios, un Padre vulnerable

"No se es padre impunemente. Dios ama, y el amor ha hecho a Dios vulnerable". Quizá estas frases podrían ser el testamento de José María Cabodevilla, sacerdote y escritor español que voló el 17 de febrero de 2003 hacia el Dios que tanto amaba. Están tomadas de un libro que escribió en 1999, "El padre del hijo pródigo".

"No se es padre impunemente". ¿No podemos resumir así la historia de la relación entre Dios y el hombre?

Dios y los mensajes “spam”

Los “spam” son mensajes no deseados, mensajes que llegan sin que nadie lo espere y sin que muchos lo quieran.

Lo que quiere cada usuario de internet es gestionar el correo electrónico a su gusto, sin invasiones de anuncios, mensajes extraños, pornografía, avisos falsos de virus que no existen, etc. En el fondo, cada internauta desea lo que queremos todos: llevar en la computadora una vida normal, en la que se eviten interferencias indeseadas o molestas.

Dichoso el hombre que da”

Dichoso el hombre que da”

A veces creemos que la felicidad está en el tener. Queremos tener más cosas, más aventuras, más tiempo libre, más trabajo, más fiestas, más seguridades...

Pero nada nos llena plenamente. El coche comprado con tanto esfuerzo después de un año nos causa un sinfín de problemas. La casa nueva ya empieza a mostrar signos de cansancio. La fiesta iniciada entre bailes y cervezas termina con un fuerte dolor de cabeza.