Los valores y la cultura
Así como las personas se conocen por sus valores y el modo como los jerarquizan, así también la cultura de un país se define según el modo como esa nación jerarquiza los valores.
Así como las personas se conocen por sus valores y el modo como los jerarquizan, así también la cultura de un país se define según el modo como esa nación jerarquiza los valores.
En mi pasada colaboración completamos los diez valores que mayor jerarquía tienen para los mexicanos en el ámbito de la familia. Estos, recordarán ustedes, fueron, en orden de mayor a menor importancia:
Unidad; Bienestar material; Solidaridad; Amor; Seguridad; Pertenencia; Colaboración; Cortesía; Tolerancia y Tradición.
La cortesía es un valor muy mexicano y, sin duda, tiene su reflejo en la familia como un valor que facilita la convivencia. Está en el octavo lugar en la jerarquía de los valores que tenemos en el ámbito de la familia.
Continuando el artículo pasado sobre los valores de los mexicanos en el ámbito familiar, el segundo lugar en estos valores lo ocupa el bienestar económico, el progreso económico.
Algunos oponen como si fueran contradictorios dos modos de valorar la vida humana: la valoración “laica” y la valoración “religiosa”. Piensan que, en la vida pública, el valor de la vida humana no puede radicar en principios religiosos que no son compartidos por algunos (tal vez muchos) miembros de la sociedad. Creen que la “sacralidad” de la vida es algo que debería quedar relegado a las sacristías o al bisturí de algún médico religioso.
La vida humana: Un don y un derecho
De entre todos los desafíos que hoy afrontamos los mexicanos, uno destaca con especial importancia, el respeto, en su más amplio sentido, de la vida humana. Atender con gran delicadeza la situación de la vida es un deber humano y cristiano. Todos debemos de trabajar por una cultura de la vida que motive realmente a que nadie, jamás, resulte excluido del desarrollo humano.
Violencia doméstica y aborto
A nivel nacional e internacional se organizan numerosas campañas que buscan defender a la mujer de cualquier tipo de agresión, física, laboral, psicológica.
En esas campañas se pretende eliminar mentalidades “machistas” que imponen a las mujeres la voluntad de los hombres, muchas veces a través de humillaciones o de violencias sin sentido.
Son constantes las noticias de violaciones. Se producen lejos, en guerras como la de los Balcanes o las de Africa. O cerca, por culpa de borracheras o de la prepotencia de algunos hombres que buscan el placer del modo más injusto y salvaje que uno pueda imaginar.
Veni, Creátor Spíritus,
mentes tuórum vísita,
imple supérna grátia,
quae tu creásti péctora.
Ven, Espíritu creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia
los corazones que Tú mismo creaste.
Qui díceris Paráclitus,
donum Dei, altíssimi,
fons vivus, ignis, cáritas
et spiritális únctio.
Mt. 27, 27-50
Reflexionemos en Cristo en la cruz, en el crucifijo en el cual nosotros acabamos aprendiendo a Cristo, acabamos reconociendo a Cristo. ¿Qué es lo que vemos cuando miramos el crucifijo? La cruz de Cristo en el Calvario es el testimonio de la fuerza del mal contra el mismo Hijo de Dios; es el poder del mal que en estos momentos parece no tener freno. Incluso Aquél que había vencido al mal, en sus diversos medios de presentarse en la historia del hombre, en el pecado, en el dolor, en la muerte, ahora se ve totalmente a disposición del mal.