Así como las personas se conocen por sus valores y el modo como los jerarquizan, así también la cultura de un país se define según el modo como esa nación jerarquiza los valores.
Pero sería bueno empezar por definir que entendemos por cultura. En general, le estamos dando un sentido muy limitado a este concepto. Entendemos por cultura cosas como la pintura, la poesía, la literatura, la astronomía, la filosofía; en pocas palabras, las ciencias y las artes. Algunos añaden los temas de las artesanías, la cocina (o gastronomía, si prefiere una palabra elegante), la decoración y a esto le llaman artes populares o cultura popular. Pero el concepto es mucho más amplio; existen las culturas empresariales, laborales, académicas y ninguna de ellas son ciencias o artes, al menos directamente.
En realidad, si buscamos en el diccionario , el concepto es aún más amplio; cultura es el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”
Pero aquí, lo importante, es que a la cultura de un país la define un modo peculiar, propio de jerarquizar los valores. Los valores son universales; el modo de jerarquizarlos no. De hecho, cuando un antropólogo quiere estudiar una cultura, el conocer como jerarquizan los valores los integrantes de esa cultura, es una herramienta fundamental.
Veamos algún ejemplo. Todos los países tienen fiestas. Todos las aprecian y las disfrutan. Lo que nos hace diferente es el modo como cada nación las lleva a cabo, qué importancia les dan y qué es lo que se celebra. Para los mexicanos la fiesta es muy importante. Somos propensos a “tirar la casa por la ventana” en las bodas, quince años, etc. Otras naciones hacen fiesta, por supuesto, pero de modo mucho más austero. En algunos pueblos, por ejemplo los barrios de Xochimilco, las personas ahorran durante treinta años para pagar la fiesta del pueblo, donde tienen que festejar a toda la comunidad y a los que lleguen de visita a esas festividades en el año que les tocó patrocinarla. A un alemán o un francés eso le parece una verdadera locura, mientras que a los habitantes de esos pueblos les parece que se deshonran si no aceptan el encargo. Para nosotros, el valor de celebración está por encima del valor económico, sobre todo en nuestra cultura tradicional.
Lo que celebramos también nos define. Nosotros celebramos el dia de muertos, mientras otros celebran el dia de brujas (halloween). Y en algunas zonas del país, Oaxaca por ejemplo, el dia de muertos es ocasión de llevar regalos a la familia y compadres. En el altar de muertos expresamos cuanto valoramos a los ancestros. En Asia, esa valoración también se hace mediante un altar familiar donde se quema incienso diariamente.
Podríamos abundar en los ejemplos. El hecho es que conocer los valores de una nación es conocer el alma nacional, es conocer un modo de ser común, qué nos une, qué nos hace comprendernos, qué nos identifica. Nuestros valores individuales son modelados (formados en el molde) según los valores nacionales. Por eso es importante, en primer lugar, conocer y entender los valores de los mexicanos. Una vez conocidos, sobre todo en cuanto al modo de jerarquizarlos, tenemos que trabajar por mantener en un lugar alto en la jerarquía aquellos valores que nos ayudan a superarnos (por ejemplo, la alegría, el ingenio que nos caracterizan) y trabajar para cambiar en esa jerarquía los valores que están más colocados (por ejemplo, el aprecio por la virilidad exagerado, que constituye el machismo). Una tarea que no da frutos rápidamente; precisamente por ello es urgente que la emprendamos cuanto antes.