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Las apariencias

La vida es un libro abierto para quien lo sabe leer. Me ha sucedido hoy. Es una simple anécdota con trasfondo aleccionador. Me encuentro en la calle a un viejo amigo con el que hacía tiempo había hablado de celebrar sus bodas de oro matrimoniales. Me cuenta compungido, que a su esposa le ha dado una trombosis cerebral y se encuentra con toda la parte lateral de su cuerpo paralizado y sin poder hablar. Se le ha venido el mundo encima y se desahoga contándome al detalle su hospitalización, las pruebas médicas, y la búsqueda de residencia para su mujer.

La Virgen María, la mujer genuina

La Virgen María, la mujer genuina

“La mujer”, en el lenguaje bíblico, se denomina “Neguevah”, que significa capacidad de apertura, la que da espacio para acoger, y María lo hace en los dos sentidos: está siempre a la escucha de lo que Dios quiere, y también ofrece su ser para acoger la vida. Son dos formas de expresión de lo fundamental de la persona: acoger la voluntad de Dios espiritual y corporalmente.

La zarza ardiente

Teresa de Calcuta en 1947 experimentó “una profunda y violenta unión con Dios”, una unión muy intensa que la preparó para 50 años de soledad, de no sentir el amor de Dios: su “noche oscura” fue sentir que Dios la rechazaba o que no la amaba lo suficiente. Eso, para una persona que está enamorada, que quiere dar todo su ser a Dios, es muy doloroso. “Solía repetir que la pobreza más grande en el mundo de hoy es la de sentir la soledad de no ser amado. Y –explica Brian Kolodiejchuk- esto es exactamente lo que le ocurrió a ella.

“¡Levantaos! ¡Vamos!” Al encuentro de la Voluntad de Dios

Al inicio de sus 85 años, el Papa nos regala unas reflexiones, colofón del sínodo de obispos sobre la vocación y ministerio episcopal: “¡Levantaos! ¡Vamos!”. Es como una continuación del libro que narra su época de sacerdote “Don y misterio” En una sociedad donde la cultura de la imagen hace esconder el enfermo, quitar el dolor por encima de todo; en un mundo sin norte, el Papa va siendo reconocido por muchos como la autoridad moral, un guía para la humanidad. Su optimismo nos lleva a escuchar de Jesús cada uno aquel "¡Levantaos! ¡Vamos!": "es el momento de levantarse".

Libertad, el arte de decidir

Libertad, el arte de decidir

A la muerte de Stalin, por primera vez se denunció en el Partido la crueldad del dictador: el secretario general del partido comunista, Nikita Kruschev, dijo en el Congreso como se había encarcelado y torturado a millares de opositores, se había deportado a tantos y tantos, muchos de por vida, en las prisiones de la helada Siberia. De pronto, una voz lo increpó: