La Biblia habla del presente
A veces los católicos, con otros creyentes, nos sentimos preocupados y hasta inquietos, por el curso de los acontecimientos a los que asistimos dentro y fuera de la Iglesia, de nuestra patria y del mundo o aldea global.
A veces los católicos, con otros creyentes, nos sentimos preocupados y hasta inquietos, por el curso de los acontecimientos a los que asistimos dentro y fuera de la Iglesia, de nuestra patria y del mundo o aldea global.
Polvareda mediática con el caso del juez de Pinto (Madrid). Nada ni nadie puede estar por encima de la conciencia de una persona. Este joven juez ha honrado la judicatura con su valiente postura. Ha presentado la dimisión de su cargo por no ir en contra de su conciencia y convicciones de fe cristianas.
Es muy propio de los humanos comentar la realidad, tantas veces sangrante y desagradable, que nos rodea, sin pararse a indagar el origen de lo que acaece a nuestro lado. Se lamentan los efectos y no se buscan las causas. A diario, los medios nos presentan en toda su crudeza los devastadores efectos del mal, presente en los individuos, las familias, la sociedad y el mundo entero.
No soy quién para dar lecciones a nadie y menos a mis queridos obispos. Sí que me siento con la libertad suficiente, dentro de la Iglesia a la que pertenezco, para opinar, respetuosamente, sobre el aspecto formal en que la generalidad de los obispos españoles, se dirigen a la entera ciudadanía en sus documentos y pastorales.
Para que el ser humano lleve un comportamiento ético y moral correcto en su vida, necesita tener, ante todo, ideas claras. Hélas aquí sintéticamente expuestas:
1-Toda persona racional, de la cultura, religión, tiempo, edad y condición que sea, está sujeta y siente en sí mismo el imperativo de la ley natural, impresa en su interior “haz el bien y evita el mal”; “no hagas a otro lo que no quieras te hagan a tí”.
Éste es el sugestivo título del primer tomo de la ingente obra del prolífico historiador, D. Ricardo de la Cierva, sobre la historia de la Iglesia jamás contada, publicado en octubre de 1995. Un grueso tomo de más de 900 páginas, en el que con amenidad, rigor y profesionalidad, se narra "el asalto y defensa a la Roca ante la Masonería y la Revolución. Masonería y gnosis".
Las cámaras de televisión captaron el instante inolvidable. El anciano Papa, Juan Pablo II, postrado ante la Señora, en la cueva de las apariciones de Lourdes, dejó caer, entre la emoción de todos, unas furtivas lágrimas, expresión incontenible de su estado de ánimo.
Ha sido la mejor homilía y el discurso más valioso que Juan Pablo ha pronunciado en su vida. Sin palabras y con el rostro transpuesto por la emoción, de sus ojos cansados brotaron las lágrimas más elocuentes que jamás un Papa nos había ofrecido en directo..
El hombre actual vive de tal modo inmerso en lo material , que no le queda tiempo para plantearse , tan siquiera , las preguntas más trascendentales de su existencia : ¿qué es la vida ?, ¿qué hago en la vida ?, ¿qué hago con mi vida?. Las ocupaciones y preocupaciones principales, giran casi todas, alrededor de lo efímero, lo caduco, lo transitorio y lo banal .
Constituyen la inmensa mayoría de los habitantes de nuestro planeta. Son todos aquellos que han apostado en sus vidas por la verdad y el bien. Las que viven y dejan vivir a los demás y que tienen por norma no hacer a otros lo que no quieren les hagan a ellos.
Son esa inmensa legión de hombres y mujeres, jóvenes, ancianos y niños, que callada, sencilla y ocultamente, pasan por la vida en el más completo anonimato.
El cardenal de Toledo, monseñor Cañizares, el día de la Asunción, en su homilía, abordó un problema actual y pronunció unas lúcidas palabras que, por el bien de todos, no se deberían echar en saco roto.”No es posible un Estado ateo, porque se vuelve contra el hombre”.Es evidente.