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La Vocación

Cristo me acepta como amigo

“La vida le tiene otro destino” es el titular de LasMayores.com que ha conmovido a los propios deportistas y al inmenso público aficionado. “Se retira prospecto para convertirse en sacerdote”, añade Jane Lee al darnos una noticia que casi suena a escandalosa.

Efectivamente, los Atléticos anunciaron que Grant Desme, el único jugador de liga menor que acumuló 30 jonrones y 30 bases robadas en 2009, ha decidido retirarse del deporte para convertirse en sacerdote católico.

¿Por qué permite Dios las tragedias?

 

Pasado un poco de tiempo, superada la primera impresión, cuando ya hemos sido capaces de reflexionar, surgen inquietantes las preguntas: ¿por qué? si uno además tiene una perspectiva religiosa, si cree en Dios y confiesa su omnipotencia, da el siguiente paso: ¿por qué lo permitió Dios? Desde una perspectiva evolucionista, por ejemplo, la tragedia no supone ningún problema intelectual: todo se explica por el azar y la casualidad, no hay necesidad de buscar ulteriores respuestas. La fe en cambio no nos deja tan tranquilos.

Falacias demográficas

Bastantes profetas de desgracias nos advierten continuamente del peligro de la “bomba demográfica”, es decir, del crecimiento incontrolado de la población que rápidamente acarrearía la ruina y el agotamiento global. En este sentido el ser humano sería uno de los principales enemigos de la ecología y un peligro para sí mismo. El fundamento de dichas aseveraciones, tomadas con frecuencia como una verdad incontrovertible, dogmática, son las teorías maltusianas y neo-maltusianas.

Sacerdocio común

Mucho se ha comentado a propósito del sacerdocio durante el año sacerdotal; es preciso hacerle eco. Poco se ha hablado sin embargo de la dimensión sacerdotal que tiene la vida de todo fiel cristiano, y que sin ser el motor ni el objetivo del año dedicado al sacerdocio, no por ello deja de ser una pieza fundamental de la fe, que a la postre contribuye decisivamente para que el sacerdote comprenda y realice eficazmente su misión.

La sal de la vida: lo cotidiano

En el funeral de Chesterton, Ronald Knox recordó a su amigo como poeta de la sencillez profunda: “Fue uno de los grandes hombres de su tiempo; su mejor cualidad era el don de iluminar lo ordinario y de descubrir en todo lo trivial una cierta eternidad... Fue como un hombre que había dado la vuelta al mundo para ver con ojos nuevos su propia casa...”.

La tarea de los laicos

Cuando se habla de la misión de la Iglesia, se corre el riesgo de pensar que es algo que corresponde a quienes hablan desde el altar. Pero la misión que Cristo encomienda a sus discípulos ha de ser llevada a cumplimiento por todos los bautizados. Todo cristiano es asimilado –hecho similar- a Cristo por el Bautismo; es deber de todos los bautizados colaborar en la transmisión a los hombres de todos los tiempos de la palabra predicada por Jesús.  

La actuación pública de los católicos

Abundan las voces que exigen que las creencias religiosas queden relegadas al ámbito de la conciencia personal, a la esfera de lo privado. Juan Pablo II decía: “No tengamos miedo de hablar de Dios ni de mostrar los signos de la fe con la frente muy alta” (Mane nobiscum Domine, n.26).
Algunas y algunos políticos exigen un Estado laico donde nadie imponga sus ideas. Ese político(a) es el primero que impone sus ideas laicistas –que no son neutrales: es ya tomar postura-, a un país formado en un 85% de católicos.

Háblanos de amor

Me disponía a dar una clase a unas chicas de 14 y 15 años y les pregunté qué tema les interesaba:
-¡Háblanos del amor!-, exclamó una.
-Y del noviazgo-, dijo otra.
-Y ¿por qué no debo ver escenas de desnudo?-, preguntó la más pequeña.
A lo que contesté brevemente:
-Porque te deforman el sentido del amor y eso te haría infeliz.

Háblanos del amor

Me disponía a dar una clase a unas chicas de 14 y 15 años y les pregunté qué tema les interesaba:
-¡Háblanos del amor!-, exclamó una.
-Y del noviazgo-, dijo otra.
-Y ¿por qué no debo ver escenas de desnudo?-, preguntó la más pequeña.
A lo que contesté brevemente:
-Porque te deforman el sentido del amor y eso te haría infeliz.