¿Qué tanto amas a tu patria?
Hace tiempo, me decía un amigo periodista sudamericano: “¡Cómo me gustan las canciones de tu país porque hablan mucho del amor y el orgullo por su tierra; es muy bonito su gran sentido patrio!”
Hace tiempo, me decía un amigo periodista sudamericano: “¡Cómo me gustan las canciones de tu país porque hablan mucho del amor y el orgullo por su tierra; es muy bonito su gran sentido patrio!”
Luego de dos meses y una semana, los 33 mineros chilenos atrapados en la mina San José fueron sacados sanos y salvos. Se estima que más de un mil millones de espectadores siguieron la noticia. ¿Por qué causó tanta expectativa este rescate? ¿fue mera curiosidad o hay algo verdaderamente profundo?
Recientemente llegó a la cartelera la tercera parte de Toy Story, una divertida y creativa película cuyas dos primeras partes cautivaron al público de todas las edades en la última mitad de la década de los 90. Realizada por los estudios Pixar y distribuida por Walt Disney Pictures. Toy Story I siempre será recordada en la historia del cine por ser la primera película animada por computador.
Cuando se tiene un deseo noble y no se desiste, es capaz de que muchos se “contagien” y lo sigan, consiguiendo que se lleve a cabo, a pesar de las dificultades.
La historia reciente de un niño llamado Ryan puede abrir nuestros horizontes para ser más generosos. El mismo niño describió al fenómeno de contagiar como el “Ripple Effect”, “Efecto Onda”, debido a su propagación.
La madre silenciosa. Cuarenta días en el anonimato. Nadie sabe lo que hizo ni cómo vivió María después de la deposición de su Hijo en el sepulcro. ¿Cristo se le apareció o no? Para la respuesta, afirmativa o negativa, hay razones justificadas. La curiosidad humana hubiera querido sentirse más satisfecha. Quizá el evangelio, según el parecer de san Ambrosio, guarda un respetuoso silencio y un silencioso pudor.
Esta pregunta suele resonar en momentos catastróficos de la humanidad. Guardamos memoria reciente de algunos cercanos en el tiempo: las dos guerras mundiales, las masacres comunistas, el holocausto judío, los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, la persecución religiosa en México, el terremoto de 1985, las inundaciones en Nueva Orleans y los bombardeos israelíes sobre Líbano. La catástrofe ha vuelto a oscurecer nuestras vidas; ahora sobre Haití, con el terremoto que devastara Puerto Príncipe el 12 de enero.
El 12 de enero de 2010 ha marcado la historia. Un devastador terremoto destruyó Haití, dejando decenas de miles de muertos y centenares de miles sin hogar. Inmediatamente la comunidad internacional manifestó su apoyo, y voces autorizadas como Benedicto XVI pidieron ayuda para los damnificados.
El silencio de los padres
Poco antes de su martirio, santo Tomás Moro consuela a su hija con estas palabras: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad mejor”.
Me acorde de esta frase al ojear el periódico hace unos días.