Educación enla sexualidad
Al parecer los muchachos ya no se declaran a las chicas, según dicen, ni éstas esperan pacientemente a que las conquisten. El proceso para empatarse es tan expeditivo como sacar a una chica a bailar y que ella acepte. Las chicas pasan a la ofensiva renunciando a lo que más les gusta y las eleva, ser conquistadas. Es cierto que las mujeres son las que eligen, pero ceden al hombre la satisfacción de haber logrado el “sí, quiero”. ¡Qué ingenuos!
Estar enamorado, sentir mariposas en el estomago, sonreír inesperadamente, ver el cielo más azul, usar mucho perfume, preocuparnos por nuestro aspecto físico, llamadas telefónicas eternas, son síntomas maravillosos que todos experimentamos, pero cuando se trata de nuestros hijos, el poema meloso se convierte en preocupación.
Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Sobre la banalización de la sexualidad
A propósito de algunas lecturas de "Luz del mundo"
Con ocasión de la publicación del libro-entrevista de Benedicto XVI, Luz del mundo, se han difundido diversas interpretaciones incorrectas, que han creado confusión sobre la postura de la Iglesia Católica acerca de algunas cuestiones de moral sexual.
A petición de nuestros lectores, ofrecemos a continuación el fragmento del libro-entrevista Luz del mundo en el que Benedicto XVI aborda la cuestión del uso del preservativo (páginas 130 a 132). El libro ha sido publicado en España por la Editorial Herder.
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A lo mejor no habéis hablado con vuestro hijo hasta ahora de sexo, la sexualidad, el amor. Siempre hay que empezar a más temprana edad, con naturalidad, pero si no lo habéis hecho hasta ahora, sobre todo los "papás", no es todavía tarde.
Algunas sugerencias para hablar de sexo con nuestros hijos y educarles para ser capaces de amar y ser amado
- Como hemos señalado anteriormente, la educación de la sexualidad ha de ser clara, verdadera y completa; gradual y equilibrada.
- Sea honesto, claro y veraz en sus conversaciones y actitudes. De esta manera sus hijos no sólo le respetarán como autoridad a seguir, sino que confiarán en su consejo y conseguirá ser una influencia positiva en las decisiones que tome su hijo sobre sexo, valores y relaciones sanas.
Muchas veces, y a pesar de asumir de buen grado la responsabilidad de preparar a nuestros hijos para ser capaces de amar y de ser amados, somos conscientes de que no estamos suficientemente preparados para afrontar esta tarea. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo hablar con nuestros hijos del arte de un amor auténtico? ¿Cuándo es el momento oportuno para resolver sus inquietudes? ¿En qué objetivos vamos a centrar nuestras propuestas educativas para promover lo que realmente es eficaz: la espera, el respeto del otro, la madurez, el amor verdadero...?
“-¡Ya bájale! ¡Eres demasiado rígido; “aflójale”! ¡Tienes que abrirte a los nuevos tiempos! ¡No puedes ser tan retrógrado, tan escrupuloso! ¡Tienes que ser más ‘open mind’!”
Estos comentarios los recibía un amigo mío por parte de otros padres de familia. Él tiene tres hijos entre los 16, 15 y 14 años (una chica y dos varones) y las críticas se debían a que tiene por costumbre llevarlos y recogerlos los sábados por las noches, cuando ellos van a fiestas.
En las aventuras por la defensa de la vida, es frecuente encontrar hermosos casos de conversión: personas que descubren que nunca es demasiado tarde, ni está todo perdido, para volver a empezar. El nuevo comienzo, la nueva vida que se abre, está particular y misteriosamente enriquecida por la experiencia dolorosa de la persona, y testimonia su valor y dignidad insustituibles.